Iba a comenzar este párrafo diciendo que cuando uno se encuentra lejos del suelo que lo vio nacer, siempre está añorando las costumbres, las comidas, los paseos...etc...pero en lo referente a comidas cuando uno es antojadizo, lo es estando fuera de su país o estando dentro. Por eso esta Navidad pasada, la del 2008, mi hija Ninoska María y yo quisimos saborear unos nacatamales y dispusimos todo para ello.
Temprano comenzamos los trabajos de hacer los ansiados nacatamales, limpiando las hojas de plátano, cortándolas en los diferentes tamaños que se necesitan, cociendo el hueso de cerdo para preparar la masa con el caldo, cortar todas las verduras para que al final sólo nos dedicáramos a "armarlos".
Fue una labor muy confortante, por lo menos yo, sólo me miraba ? (soñaba) comiendo mi respectivo nacatamal, me imagino que también a mi hija le estaba pasando lo mismo, no lo dudo.
Ya amarrados, los acomodamos en el recipiente que se ocupaba para freir el pavo en las otras navidades y donde unos meses atrás habíamos hecho otros nacatamales de prueba.
Estaba tan segura que íbamos a comer unos ricos nacatamales, no como los que mi mamá hacía que los hacía riquísimos pero sí muy aceptables porque corregimos los erroes que habíamos hecho la primera vez.....ya había nochecido cuando fui a darles una vuelta y ver si necesitaban agua.......y OH!!! NO TENIAN AGUA Y OLIAN A AHUMADO......vino mi yerno gringo, y notó que la olla se había fundido, había un enorme hueco en el fondo de la olla y el fuego estaba quemando las hojas de la "cama". A esa hora los cambiamos de recipiente y los pusimos en el grill...pero ya nada sería igual, mis sueños de comer nacatamales ricos se esfumaron.
Todos los nacatamales que estaban abajo se ahumaron fueron pocos los salvados y ya no los comí a gusto ni me quité el antojo.....no me doy por vencida voy a tratar una vez más.