Visite a Mia hace una semana, parece que pasaba o recien paso por un estado de reflexion sobre los sentimientos que una persona cercana le provocaba.
Se le vino a la mente lo que Santa Teresita de Lisieux narraba en sus escritos, acerca de la animadversion que otra monja le profesaba y de como ella se anulaba para disponerse a ser solicita con dicha monja.
El Señor explica en el Evangelio en qué consiste su mandamiento nuevo. Dice en san Mateo: "Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen".
La verdad es que en el Carmelo una no encuentra enemigos, pero sí que hay simpatías. Se siente atracción por una hermana, mientras que ante otra darías un gran rodeo para evitar encontrarte con ella, y así, sin darse cuenta, se convierte en motivo de persecución. Pues bien, Jesús me dice que a esa hermana hay que amarla, que hay que rezar por ella, aun cuando su conducta me indujese a pensar que ella no me ama: "Pues si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman". San Lucas, VI.
Y no basta con amar, hay que demostrarlo. Es natural que nos guste hacer un regalo a un amigo, y sobre todo que nos guste dar sorpresas. Pero eso no es caridad, pues también los pecadores lo hacen. Y Jesús nos dice también: "A todo el que te pide, dale, y al que se lleve lo tuyo no se lo reclames
Esta buena ensaladita me la sirven las novicias cuando menos lo espero. Dios levanta el velo que oculta mis imperfecciones, y entonces mis queridas hermanitas, al verme tal cual soy, ya no me encuentran totalmente de su agrado. Con una sencillez que me encanta, me cuentan todas las luchas que les produzco y lo que no les gusta de mí. En una palabra, no se muerden más la lengua que si se tratara de cualquier otra y no de mí, sabiendo que me producen un gran placer actuando así.
Y verdaderamente es más que un placer, es un festín delicioso que me llena el alma de alegría. No puedo explicarme cómo algo que desagrada tanto a la naturaleza puede producir tanta felicidad; si no lo hubiese experimentado, no podría creerlo...
Un día en que deseaba particularmente ser humillada, una novicia26 se encargó de colmar tan bien mis deseos, que me acordé de Semeí maldiciendo a David, y pensé: Sí, es el Señor quien le ordena decirme todo eso... Y mi alma saboreaba con verdadero deleite la amarga comida que le servían en tanta abundancia.
Durante mucho tiempo, en la oración de la tarde, yo me colocaba delante de una hermana que tenía una curiosa manía, y pienso que también... muchas luces interiores, pues rara vez se servía de algún libro. Verá cómo [30vº] me di cuenta.
En cuanto llegaba esa hermana, se ponía a hacer un extraño ruido, parecido al que se haría frotando dos conchas una contra otra. Sólo yo lo notaba, pues tengo un oído extremadamente fino (demasiado a veces).
Imposible decirle, Madre, cómo me molestaba aquel ruidito. Sentía unas ganas enormes de volver la cabeza y mirar a la culpable, que seguramente no se daba cuenta de su manía. Era la única forma de hacérselo ver. Pero en el fondo del corazón sentía que era mejor sufrir aquello por amor de Dios y no hacer sufrir a la hermana. Así que seguía quieta y trataba de unirme a Dios y de olvidar el ruidito...
Todo inútil. Me sentía bañada de sudor, y me veía forzada a hacer sencillamente una oración de sufrimiento.
Pero a la vez que sufría, buscaba la manera de hacerlo sin irritarme, sino con alegría y paz, al menos allá en lo íntimo del alma. Trataba de amar aquel ruidito tan desagradable: en vez de procurar no oírlo (lo cual era imposible), centraba toda mi atención en escucharlo bien, como si se tratara de un concierto maravilloso, y pasaba toda la oración (que no era precisamente de quietud) ofreciendo aquel concierto a Jesús.
En otra ocasión, en la lavandería, tenía enfrente de mí a una hermana que, cada vez que golpeaba los pañuelos en la tabla de lavar, me salpicaba la cara de agua sucia. Mi primer impulso fue echarme hacia atrás y [31rº] secarme la cara, con el fin de hacer ver a la hermana que me estaba asperjando que me haría un gran favor si ponía más cuidado. Pero enseguida pensé que sería bien tonta si rechazaba unos tesoros que me ofrecían con tanta generosidad, y me guardé bien de manifestar mi lucha interior. Me esforcé todo lo que pude por desear recibir mucha agua sucia, de manera que acabé por sacarle verdadero gusto a aquel nuevo tipo de aspersión e hice el propósito de volver otra vez a aquel venturoso sitio en el que tantos tesoros se recibían.
sábado, 4 de julio de 2020
LA BUENA SEMILLA Y LA CIZANA EN LA IGLESIA
En el Evangelio según San Mateo 13,24-30, Jesucristo plantea la paabola de la buena semilla y la cizana sembrada por enemigo:
"Y les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.
Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.
El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'.
'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".
Comentario del Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
Sermones predicados en varias ocasiones, n° 9, 2.6
“DEJADLOS CRECER JUNTOS HASTA LA COSECHA”
Hay escándalos en la Iglesia, cosas censurables y vergonzosas; ningún católico podrá negarlo. Tiene siempre que asumir el reproche y la vergüenza de ser la madre de hijos indignos; tiene hijos que son buenos, y otros que son malos... Dios habría podido instituir una Iglesia que fuera pura; pero predijo que la cizaña sembrada por el enemigo, crecería con el trigo hasta la cosecha, en el fin del mundo. Afirmó que su Iglesia sería semejante a una red de pescador "que recoge peces de todas clases" y que no se escogen hasta el atardecer (Mt 13,47s).
Yendo más lejos todavía, declaró que los malos y los imperfectos, le importaban más que los buenos."Muchos son los llamados, dijo, pero pocos los escogidos" (Mt 22,14), y su apóstol dice "que subsiste un resto, elegido por gracia" (Rm 11,5). Existe, pues sin cesar, en la historia y en la vida de los católicos, el juego de hechos ampliamente contradictorios... Pero no nos avergonzamos, ni escondemos el rostro entre las manos, al contrario, levantamos nuestras manos y nuestra cara hacia nuestro Redentor.
"Como los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores..., así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia" (Sal. 122,2)... Acudimos a ti, juez justo, porque eres tú el que nos mira. No hacemos ningún caso a los hombres, mientras te tenemos, a ti..., mientras tenemos tu presencia en nuestras asambleas, tu testimonio y tu aprobación en nuestros corazones.
"Y les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.
Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.
El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'.
'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".
Comentario del Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
Sermones predicados en varias ocasiones, n° 9, 2.6
“DEJADLOS CRECER JUNTOS HASTA LA COSECHA”
Hay escándalos en la Iglesia, cosas censurables y vergonzosas; ningún católico podrá negarlo. Tiene siempre que asumir el reproche y la vergüenza de ser la madre de hijos indignos; tiene hijos que son buenos, y otros que son malos... Dios habría podido instituir una Iglesia que fuera pura; pero predijo que la cizaña sembrada por el enemigo, crecería con el trigo hasta la cosecha, en el fin del mundo. Afirmó que su Iglesia sería semejante a una red de pescador "que recoge peces de todas clases" y que no se escogen hasta el atardecer (Mt 13,47s).
Yendo más lejos todavía, declaró que los malos y los imperfectos, le importaban más que los buenos."Muchos son los llamados, dijo, pero pocos los escogidos" (Mt 22,14), y su apóstol dice "que subsiste un resto, elegido por gracia" (Rm 11,5). Existe, pues sin cesar, en la historia y en la vida de los católicos, el juego de hechos ampliamente contradictorios... Pero no nos avergonzamos, ni escondemos el rostro entre las manos, al contrario, levantamos nuestras manos y nuestra cara hacia nuestro Redentor.
"Como los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores..., así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia" (Sal. 122,2)... Acudimos a ti, juez justo, porque eres tú el que nos mira. No hacemos ningún caso a los hombres, mientras te tenemos, a ti..., mientras tenemos tu presencia en nuestras asambleas, tu testimonio y tu aprobación en nuestros corazones.
"EL SEñOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS, Y ESTAMOS ALEGRES."
•Salmo Responsorial: 125 Octubre 28
"El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres."
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, / nos parecía soñar: / la boca se nos llenaba de risas,/ la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían: / "El Señor ha estado grande con ellos." / El Señor ha estado grande con nosotros, / y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte, / como los torrentes del Negueb. / Los que sembraban con lágrimas / cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando, / llevando la semilla: / al volver, vuelve cantando, / trayendo sus gavillas. R.
El Senor me liberado de la presion de conseguir mi licencia de conducir en los EEUU, era mi primera meta al comenzar a residir en este pais.......pasaron casi 4 anos para llegar a esto
"El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres."
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, / nos parecía soñar: / la boca se nos llenaba de risas,/ la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían: / "El Señor ha estado grande con ellos." / El Señor ha estado grande con nosotros, / y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte, / como los torrentes del Negueb. / Los que sembraban con lágrimas / cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando, / llevando la semilla: / al volver, vuelve cantando, / trayendo sus gavillas. R.
El Senor me liberado de la presion de conseguir mi licencia de conducir en los EEUU, era mi primera meta al comenzar a residir en este pais.......pasaron casi 4 anos para llegar a esto
lunes, 19 de mayo de 2014
EL DIVORCIO ¿SERÁ LA SOLUCIÓN?
Al mundo no vinimos a "vivir felices", como nos hace creer la cultura consumista, sino a merecernos la felicidad. Y no hay mejor entrenamiento para eso que el matrimonio, porque es la experiencia ideal para enseñarnos a colaborar, a perdonar, a trabajar sin descanso y a compartir con gusto, es decir, a amar. Ser felices no es el resultado de vivir siempre dichosos sino el resultado de servir y dar lo mejor de nosotros a nuestra familia. Pero como eso se nos olvidó, hoy lo que hay es más infelicidad que nunca y cada vez más matrimonios optan por divorciarse debido a que "no somos felices".
Pero divorciarnos no soluciona los problemas conyugales sino que los empeora. Eso de que "él vive tranquilo en su casa, yo en la mía, nos dividimos el cuidado de los niños y así todos felices" no es cierto. Lo que suele ocurrir es que se agravan los problemas existentes y se suman otros más serios. Si los conflictos eran por dinero, ahora serán peores porque hay que sostener dos casas y los gastos se duplican. Si eran por "incompatibilidad de caracteres", serán más incompatibles cuando se vean mutuamente como el enemigo que lo va a dejar sin un centavo. Si eran por falta de comunicación, una vez separados ya no habrá diálogo sino alegatos disputándose quién se queda con qué.
Divorciarse no es la solución ideal que muchos creen, salvo en los casos en que hay tanto malestar en la pareja que la convivencia perjudica a todos, especialmente a los hijos. Peo no es fácil porque cuando los padres no viven juntos tienen el doble de cargas y la mitad de los recursos (humanos y financieros) para darle a la familia. Y los niños pierden mucho porque, por lo general, uno o ambos padres se convierten en Papá Noel y les dan todo lo que piden, no lo que necesitan: presencia, normas y exigencias.
No quiero decir que la mejor opción sea continuar de por vida juntos y desdichados sino que es mejor cambiar de actitud, no de cónyuge. Se necesitan más esfuerzos para acabar la relación que para arreglarla. Y de ahí en adelante todo es más complicado, porque ya no hay que mantener una casa sino dos, lidiar con un cónyuge sino con un "ex" que nos fastidia, ni cuidar a unos hijos amorosos sino tristes y resentidos. Como quien dice, los problemas no se acaban sino que se multiplican y todos salimos perjudicados. ¿No valdrá la pena repararlo en lugar de acabarlo?
Pero divorciarnos no soluciona los problemas conyugales sino que los empeora. Eso de que "él vive tranquilo en su casa, yo en la mía, nos dividimos el cuidado de los niños y así todos felices" no es cierto. Lo que suele ocurrir es que se agravan los problemas existentes y se suman otros más serios. Si los conflictos eran por dinero, ahora serán peores porque hay que sostener dos casas y los gastos se duplican. Si eran por "incompatibilidad de caracteres", serán más incompatibles cuando se vean mutuamente como el enemigo que lo va a dejar sin un centavo. Si eran por falta de comunicación, una vez separados ya no habrá diálogo sino alegatos disputándose quién se queda con qué.
Divorciarse no es la solución ideal que muchos creen, salvo en los casos en que hay tanto malestar en la pareja que la convivencia perjudica a todos, especialmente a los hijos. Peo no es fácil porque cuando los padres no viven juntos tienen el doble de cargas y la mitad de los recursos (humanos y financieros) para darle a la familia. Y los niños pierden mucho porque, por lo general, uno o ambos padres se convierten en Papá Noel y les dan todo lo que piden, no lo que necesitan: presencia, normas y exigencias.
No quiero decir que la mejor opción sea continuar de por vida juntos y desdichados sino que es mejor cambiar de actitud, no de cónyuge. Se necesitan más esfuerzos para acabar la relación que para arreglarla. Y de ahí en adelante todo es más complicado, porque ya no hay que mantener una casa sino dos, lidiar con un cónyuge sino con un "ex" que nos fastidia, ni cuidar a unos hijos amorosos sino tristes y resentidos. Como quien dice, los problemas no se acaban sino que se multiplican y todos salimos perjudicados. ¿No valdrá la pena repararlo en lugar de acabarlo?
jueves, 25 de abril de 2013
LA GENTE QUE ME GUSTA (BENEDETTI)
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
POR QUE GRITAR?
Dejen de discutir...
Un día el sacerdote preguntó a su comunidad lo siguiente:
-¿Por qué la gente grita cuando está enojada?
-Porque perdemos la calma, dijo uno, por eso gritamos.
-Pero ¿Por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó el sacerdote. ¿No es posible decir lo mismo sin gritar?
Los asistentes dieron algunas respuestas.
Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
El sacerdote continuó. Cuando se enamoran más aún, ¿Qué sucede? No hablan, sólo susurran, finalmente no necesitan ni susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así de cerca están dos personas cuando se aman.
Luego dijo: “Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, no sea que la distancia llegue a ser tanta que no encuentren el camino de regreso”
Ensenanzas del Padre Oscar
martes, 23 de abril de 2013
LA EDUCACION DE LA VOLUNTAD
Los sentimientos, la imaginación, el temperamento ejercen gran influencia sobre la voluntad. No los dominamos por completo; por lo tanto, respecto a ellos la voluntad del hombre no goza de plena libertad. Has podido verlo por propia experiencia. Una mañana te despiertas con sentimientos tristes, abatidos; otro día, en cambio, saltarías continuamente de alegría; pero en vano buscarías la causa de tu tristeza primera, de tu alegría presente; tú mismo no sabrías decir cuál sea.
Lo mismo sucede con la fantasía. Un día, sin motivo especial, revive el recuerdo de acontecimientos lejanos en tu memoria; o bien, pensamientos imposibles, imágenes engañadoras se pintan en tu cabeza. ¿De dónde proceden? ¿Por qué precisamente en este momento penetran en tu mente? No sabrías decirlo. Y, ¡de cuántas desgracias es causa la imaginación humana! Pinta dificultades enormes, obstáculos invencibles ante nuestro trabajo, sólo para quitarnos el ánimo. Al tener que tapar una muela, no es la operación la mayor molestia, sino la media hora que tienes que esperar en la antesala del dentista, mientras que tu fantasía va atormentándose con las imágenes aumentadas del sufrimiento futuro.
Pues bien. Aunque no seamos completamente dueños de nuestros sentimientos y de nuestra fantasía, hemos de extender también el dominio de la voluntad y en lo posible a estos terrenos. Sé dueño de tus sentimientos y toma las riendas de tu imaginación. ¿Te has despertado de mal humor? Es igual. Esfuérzate por sonreír, canta con alegría, y ya habrás vencido en parte tus sentimientos.
¿Tienes que resolver un problema de álgebra? Tu fantasía sale con cuadros aterradores: ¡Qué terriblemente difícil es este problema! ¡Cuánto tendrás que sudar! Tú en cambio, di para tus adentros: “No es verdad. Amiguita, fantasía mía, tú me engañas. No eres tan terrible como pereces. Cuanto mayor sea la dificultad, tanto más quiero emprender el trabajo”.
Como ves, la educación de la voluntad no es sino una labor sistemática para la conquista de todas aquellas potencias espirituales: entendimiento, sentidos, memoria, imaginación, que influyen en la función de la voluntad. Por lo tanto, no basta para la educación de la voluntad que la ejercitemos, que la robustezcamos, sino que nuestro propósito principal debe ser poner con la mayor perfección posible, esta voluntad firme al servicio de elevados fines espirituales: es decir, tenemos que subordinarla por completo al dominio del alma.
Quien quiere tener carácter firme, debe esforzarse por dominar lo más posible sus sentimientos. Muchos crímenes, discordias, pensamientos de envidia, alegrías del mal ajeno, ofensas precipitadas, riñas sinnúmero, no tienen siempre por causa una voluntad depravada, sino una voluntad débil, no ejercitada en mandar, sin desmayos, a los sentimientos vehementes. Podemos vencer, por ejemplo, un leve mal humor sin ningún esfuerzo especial; y no obstante, cuántos hombres sufren por este leve mal humor, porque tienen pereza de hacer un pequeño esfuerzo.
La educación adecuada de los sentimientos es a la par, educación de la voluntad. Los sentimientos influyen en el espíritu, no sólo para movernos a querer, sino aun para querer de buen grado y con perseverancia. Y, ¿quién no ve que las obras buenas brotan con más lozanía al calor del corazón que a la fría luz del intelecto?
Por este motivo, debes cuidar también la educación de tus sentimientos: la voluntad que funciona sin sentimientos puede convertir al hombre con gran facilidad en una máquina de voluntad, sin corazón, egoísta, testaruda, lo cual es otra caricatura del “joven de carácter”.
El hombre prudente no se esfuerza tan sólo por vencer sus sentimientos desagradables y compensarlos con alegría, sino que hace cuanto está en su mano por conservar siempre la tranquilidad del alma.
Cuerpo y alma están en íntima dependencia. Si estás abatido y una tristeza sin causa se apodera de tu alma, intenta sonreír, frota con alegría tus manos, y verás que tu tristeza empieza a desaparecer. Por otra parte, si un dolor físico te tortura, ocúpate en pensamientos agradables, y llegarás a olvidar en parte tu dolor.
De cualquier desgracia que te sucediese, procura sacar algún provecho espiritual. Deficiendo discamus, “aprendamos de las propias deficiencias”. ¿Te han robado tu billetera en el bus? No pierdas la cordura, sino procura recordar cuándo estabas distraído y medita qué cuidado debes tener en adelante. ¿Te pisa alguien el pie? No saltes enfadado, sino di para tus adentros: “A costa de este dolor compraré un poco de dominio de mí mismo”.
Seguir siempre dueño de los propios sentimientos sin dejarse arrastrar por ellos, es el grado más alto de la perfección espiritual.
Y con esto hemos llegado al capítulo más importante del libro: “Los medios de la formación del carácter”.
(Mons. Tihamér Tóth, “El Joven de Carácter”, Nueva Edición, 2009)
miércoles, 27 de marzo de 2013
CONSEJO MEDICO A UN PACIENTE DE 88 AÑOS
Mi cita con mi doctora primaria terminó con un consejo de ella.
Yo llegué con la intención de saber de una vez por todas, qué estaba pasando con mi estómago, etc. fui con la intencion de conseguir un CatScan; estaba listo para cualquier resultado.
Mi doctora me escuchó bien, y cuando terminé, me dijo:
"Yo le aconsejo dejar lo desconocido, y seguir adelante con su manera de vivir. Ha tenido la oportunidad de vivir 88 años y meses, y para darle un CATSCAN, sería algo que podría causarle más preocupación que satisfacción; a su edad, un angioplastia, o una caterizacion (?)sería peligroso, porque tendrían que inyectar una tinta en sus venas, quepodría causar serios daños a su hígado, riñones, etc.
Siga su vida como lo está haciendo, para llegar a su último día sin más citas médicas, radiaciones, quimoterapia, etc. porque las dos últimas lecausarían más daño que bien.
Yo estoy muy orgullosa de usted y su manera de llevar su vida, y mi consejo es seguir así para terminar sus días sin más preocupaciones. Y me dio un abrazo.
Yo llegué con la intención de saber de una vez por todas, qué estaba pasando con mi estómago, etc. fui con la intencion de conseguir un CatScan; estaba listo para cualquier resultado.
Mi doctora me escuchó bien, y cuando terminé, me dijo:
"Yo le aconsejo dejar lo desconocido, y seguir adelante con su manera de vivir. Ha tenido la oportunidad de vivir 88 años y meses, y para darle un CATSCAN, sería algo que podría causarle más preocupación que satisfacción; a su edad, un angioplastia, o una caterizacion (?)sería peligroso, porque tendrían que inyectar una tinta en sus venas, quepodría causar serios daños a su hígado, riñones, etc.
Siga su vida como lo está haciendo, para llegar a su último día sin más citas médicas, radiaciones, quimoterapia, etc. porque las dos últimas lecausarían más daño que bien.
Yo estoy muy orgullosa de usted y su manera de llevar su vida, y mi consejo es seguir así para terminar sus días sin más preocupaciones. Y me dio un abrazo.
martes, 19 de marzo de 2013
AHORA ES EL TIEMPO DE LOS SANTOS.......
CUAL DEBE SER NUESTRA RESPUESTA A LOS TERRIBLES ESCANDALOS EN LA IGLESIA? ...........por Roger J. Landry
El P. Roger J. Landry fue ordenado sacerdote por la Diócesis de Fall River, MA, por el Obispo Sean O'Malley, OFM Cap., en 1999. Después de obtener la licenciatura de biología por la Universidad de Harvard, el P. Landry hizo sus estudios para el sacerdocio en Maryland, Toronto, y durante varios años en Roma. Después de su ordenación sacerdotal, el Obispo O'Malley lo envió a Roma para concluir sus estudios de graduación en teología moral y bioética. Es vicario parroquial en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, Massachusetts y capellán en la Escuela Secundaria Bishop Connolly.
Autor:
Padre Roger J. Landry
Fuente:
Church Forum http://www.churchforum.org/
Muchas personas se han acercado a mí para hablar del asunto. Muchas otras hubieran querido hacerlo, pero creo que por respeto y por no querer sacar a relucir lo que consideran malas noticias, se abstuvieron; pero para mí era obvio que estaba en su mente. Por eso, hoy, quiero atacar el asunto de frente. Ustedes tienen derecho a ello. No podemos fingir como si no hubiera sucedido. Y yo quisiera discutir cual debe ser nuestra respuesta como católicos a este terrible escándalo.
Lo primero que necesitamos hacer, es entenderlo a la luz de nuestra fe. Antes de elegir a sus discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. En ese tiempo tenía muchos seguidores. Él habló a Su Padre en oración acerca de a quienes elegiría para que fueran sus apóstoles, los doce que Él formaría íntimamente, los doce a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en Su nombre. Él les dio el poder de expulsar a los demonios. Les dio el poder para curar a los enfermos. Ellos vieron como Jesús obro incontables milagros. Ellos mismos obraron en Su nombre numerosos milagros.
Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno, que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavo los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar pecadores, traiciono al Señor. El Evangelio nos dice que él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo. "¡Judas!" le dijo Jesús en el huerto de Getsemaní, "con un beso entregas al Hijo del hombre" Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara. Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas fue siempre libre y uso su libertad para permitir que Satanás entrara en él y, por su traición, terminó haciendo que Jesús fuera crucificado y ejecutado.
Así que desde los primeros 12 que Jesús eligió, uno fue un terrible traidor. A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir. Es un hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes si lo viven.
En vez de centrarse en aquel que traiciono a Jesús, se centraron en los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gracias a los otros once -todos los cuales, excepto San Juan, fueron martirizados por Cristo y por el Evangelio, por el cual estuvieron dispuestos a dar sus vidas para proclamarlo- que nosotros llegamos a escuchar la palabra salvífica de Dios, que recibimos los sacramentos de la vida eterna.
Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y para servirlos a ustedes por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos "once", aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad. Pero nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible escándalo que estamos atestiguando bajo una perspectiva auténtica y completa.
El escándalo desafortunadamente no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora. La historia de la Iglesia es como la definición matemática del coseno, es decir, una curva oscilatoria con movimientos de péndulo, con bajas y altas a lo largo de los siglos. En cada una de esas épocas cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevo a tremendos santos que llevaran a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillará más intensamente. Yo quisiera centrarme un poco en un par de santos a quienes Dios hizo surgir en esos tiempos tan difíciles, porque su sabiduría realmente puede guiarnos durante este tiempo difícil.
San Francisco de Sales, un santo a quien Dios hizo surgir justo después de la Reforma Protestante. La Reforma Protestante no brotó fundamentalmente por aspectos teológicos, por asuntos de fe -aunque las diferencias teológicas aparecieron después- sino por aspectos morales.
Había un sacerdote agustino, Martín Lutero, quien fue a Roma durante el papado más notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseño nada contra la fe -el Espíritu Santo lo evitó- pero fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes concubinas. Llevo a cabo acciones contra aquellos que consideraba sus enemigos. Martín Lutero visitó Roma durante su papado y se preguntaba como Dios podía permitir que un hombre tan malvado fuera la cabeza visible de Su Iglesia. Regreso a Alemania y observo toda clase de problemas morales.
Los sacerdotes vivían abiertamente relaciones con mujeres. Algunos trataban de obtener ganancias vendiendo bienes espirituales. Privaba una inmoralidad terrible entre los laicos católicos. El se escandalizó, como le hubiera ocurrido a cualquiera que amara a Dios, por esos abusos desenfrenados. Así que fundó su propia iglesia.
Eventualmente Dios hizo surgir a muchos santos que combatieran esta solución equivocada y trajeran de regreso a las personas a la Iglesia fundada por Cristo. San Francisco de Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran muy populares, predicando el Evangelio con verdad y amor. Muchas veces fue golpeado en su camino y dejado por muerto. Un día le preguntaron cuál era su postura con relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos sacerdotes. Lo que él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para quienes lo escucharon. El no se anduvo con rodeos.
Dijo:
"Aquellos que cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo". Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: "Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe- son culpables de suicidio espiritual. Son culpables" dijo él "de cortar de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía".
San Francisco de Sales anduvo entre la gente de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes.
¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción? Otro gran santo que vivió en tiempos particularmente difíciles también puede ayudarnos. San Francisco de Asís vivió alrededor del año 1200, en una época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aun peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir. Pero eventualmente se convirtió al Señor, fundo a los Franciscanos, ayudo a Dios a reconstruir Su Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos.
Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. "Hermano Francisco" le dijo, "¿que harías tú si supieras que el sacerdote que esta celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado? Francisco, sin dudar un solo instante, le dijo muy despacio: "Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote."
¿A donde quiso llegar Francisco? Él quiso dejar en claro una verdad formidable de la fe y un don extraordinario del Señor. Sin importar cuan pecador pueda ser un sacerdote, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, cambiar el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, o en la confesión, sin importar cuan pecador sea él en lo personal, perdonar los pecados del penitente- Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de ese ministro.
Ya sea que el Papa Juan Pablo II celebre la Misa o que un sacerdote condenado a muerte por un crimen celebre la Misa, en ambos casos es Cristo mismo quien actúa y nos da Su cuerpo y Su sangre. Así que lo que Francisco estaba diciendo en respuesta a la pregunta de su hermano religioso al manifestarle que él recibiría el Sagrado Cuerpo de Su Señor de las manos ungidas del sacerdote, es que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual.
Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace! Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas. Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio. Once de los primeros doce apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha hecho los sacramentos esencialmente "a prueba de los sacerdotes", esto es, en términos de su santidad personal. No importa cuan santos estos sean o cuan malvados, siempre y cuando tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo mismo, tal como actuó a través de Judas cuando Judas expulsó a los demonios y curó a los enfermos.
Así que, de nuevo, les pregunto: ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia a estos actos? Se ha hablado mucho al respecto en los medios. ¿Tiene la Iglesia que trabajar mejor, asegurándose que nadie con predisposición a la pedofilia sea ordenado? Absolutamente. Pero esto no seria suficiente.
¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados? La Iglesia ha cambiado su manera de abordar estos casos y hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochentas, pero siempre puede ser perfeccionada. Pero aun esto no seria suficiente. ¿Tenemos que hacer más para apoyar a las victimas de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo, tanto por justicia como por amor! Pero ni siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal Law ha hecho que la mayoría de los rectores de las escuelas de medicina en Boston trabajen en el establecimiento de un centro para la prevención del abuso en niños, que es algo que todos nosotros debemos apoyar. Pero ni siquiera esto es una respuesta suficiente.
¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, la única respuesta auténticamente católica a este escándalo -como San Francisco de Asís reconoció en 1200, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo- es la SANTIDAD! ¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia.
Siempre hay personas -un sacerdote se encuentra con ellas regularmente, ustedes probablemente conocen a varias de ellas también- que usan excusas para justificar por que no practican su fe, por que lentamente están cometiendo suicidio espiritual. Puede ser porque una monja se portó mal con ellos cuando tenían 9 años. O porque no entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre algún asunto particular. Indudablemente habrá muchas personas estos días -y ustedes probablemente se encontraran con ellas - que dirán: "¿Para que practicar la fe, para que ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los así llamados elegidos son capaces de hacer el tipo de cosas que hemos estado leyendo?" Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe. Por eso es que la santidad es tan importante.
Estas personas necesitan encontrar en todos nosotros una razón para tener fe, una razón para tener esperanza, una razón para responder con amor al amor del Señor. Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio de hoy son una receta para la santidad. Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen que ser más santos los sacerdotes? Seguro que sí. ¿Tienen que ser más santos los religiosos y religiosas y dar un testimonio aun mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente. Pero todas las personas en la Iglesia tienen que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos! Todos tenemos la vocación de ser santos y esta crisis es un llamado para que despertemos.
Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: "Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes."
Yo he experimentado de primera mano esta bienaventuranza, al igual que otros sacerdotes que conozco. A principios de esta semana, cuando termine de hacer ejercicio en un gimnasio local, salía yo del vestidor con mi traje negro de clérigo. Una madre, apenas me vio, inmediata y apresuradamente aparto a sus hijos del camino y los protegió de mí mientras yo pasaba. Me miro cuando pase y cuando me había alejado lo suficiente, respiro aliviada y soltó a sus hijos. ¡Como si yo fuera a atacarlos a mitad de la tarde en un club deportivo!
Pero mientras que todos nosotros quizá tengamos que padecer tales insultos y falsedades por causa de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Es un tiempo fantástico para ser cristianos hoy, porque es un tiempo en el que Dios realmente necesita de nosotros para mostrar Su verdadero rostro. En tiempos pasados en Estados Unidos, la Iglesia era respetada. Los sacerdotes eran respetados. La Iglesia tenía reputación de santidad y bondad. Pero ya no es así.
Uno de los más grandes predicadores en la historia estadounidense, el Obispo Fulton J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en tiempos en los que la Iglesia sufre en vez de florecer, cuando la Iglesia tiene que luchar, cuando la Iglesia tiene que ir contra la cultura. Esas épocas para que los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres dieran un paso al frente y contaran. "Hasta los cadáveres pueden flotar corriente abajo," solía decir, señalando que muchas personas salen adelante fácilmente cuando la Iglesia es respetada, "pero se necesita de verdaderos hombres, de verdaderas mujeres, para nadar contra la corriente."
¡Que cierto es esto! Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para mantenerse a flote y nadar contra la corriente que se mueve en oposición a la Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para reconocer que cuando se nada contra la corriente de las críticas, estamos más seguros que cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre la que Cristo fundo su Iglesia. Este es uno de esos tiempos. Es uno de los grandes momentos para ser cristianos.
Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor se asegurará que sobreviva. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo. En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi: "Voy a destruir su Iglesia" "Je detruirai votre eglise!" El Cardenal le contesto: "No, no podrá". Napoleón, con sus 1.50 de altura, dijo otra vez: "Je detruirai votre eglise!" El Cardenal dijo confiado: "No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!"
Si los malos papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo? El Cardenal apuntaba a una verdad crucial. Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. Él prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcara, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará.
La magnitud de este escándalo podría ser tal, que de ahora en adelante ustedes encuentren difícil confiar en los sacerdotes de la misma manera como lo hicieron en el pasado. Esto puede suceder y podría no ser tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado, Él llamará a otros que serán fieles, que los servirán a ustedes con el amor que merecen ser servidos, tal como ocurrió después de la muerte de Judas, cuando los once apóstoles se pusieron de acuerdo y permitieron que el Señor eligiera a alguien que tomara el lugar de Judas y escogieron al hombre que terminó siendo San Matías, quien proclamó fielmente el Evangelio hasta ser martirizado por él.
¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos aún más en la santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y cuanto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes son parte de la solución, una parte crucial de la solución. Y cuando caminen al frente hoy para recibir de las manos ungidas de este sacerdote el Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los llene de un deseo real de santidad, un deseo real de mostrar Su auténtico rostro.
Una de las razones por las que yo estoy aquí como sacerdote para ustedes hoy es porque siendo joven, me impresionaron negativamente algunos de los sacerdotes que conocí. Los veía celebrar la Misa y casi sin reverencia alguna dejaban caer el Cuerpo del Señor en la patena, como si tuvieran en sus manos algo de poco valor en vez de al Creador y Salvador de todos, en vez de a MI Creador y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor, reiterando mi deseo de ser sacerdote: "¡Señor, por favor, déjame ser sacerdote para que pueda tratarte como Tú mereces!" Eso me dio un ardiente deseo de servir al Señor.
Quizá este escándalo les permita a ustedes hacer lo mismo. Este escándalo puede ser algo que los conduzca por el camino del suicidio espiritual o algo que los inspire a decir, finalmente, "Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar tu nombre como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo te he encontrado." Jesús esta con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Él sigue en la barca.
Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzó la más grande victoria en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de Su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de este episodio Él puede traer y quiere traer un nuevo renacimiento de la santidad, para lanzar unos nuevos Hechos de los Apóstoles en el siglo 21, con cada uno de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando un papel estelar. Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?
El P. Roger J. Landry fue ordenado sacerdote por la Diócesis de Fall River, MA, por el Obispo Sean O'Malley, OFM Cap., en 1999. Después de obtener la licenciatura de biología por la Universidad de Harvard, el P. Landry hizo sus estudios para el sacerdocio en Maryland, Toronto, y durante varios años en Roma. Después de su ordenación sacerdotal, el Obispo O'Malley lo envió a Roma para concluir sus estudios de graduación en teología moral y bioética. Es vicario parroquial en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, Massachusetts y capellán en la Escuela Secundaria Bishop Connolly.
Autor:
Padre Roger J. Landry
Fuente:
Church Forum http://www.churchforum.org/
Muchas personas se han acercado a mí para hablar del asunto. Muchas otras hubieran querido hacerlo, pero creo que por respeto y por no querer sacar a relucir lo que consideran malas noticias, se abstuvieron; pero para mí era obvio que estaba en su mente. Por eso, hoy, quiero atacar el asunto de frente. Ustedes tienen derecho a ello. No podemos fingir como si no hubiera sucedido. Y yo quisiera discutir cual debe ser nuestra respuesta como católicos a este terrible escándalo.
Lo primero que necesitamos hacer, es entenderlo a la luz de nuestra fe. Antes de elegir a sus discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. En ese tiempo tenía muchos seguidores. Él habló a Su Padre en oración acerca de a quienes elegiría para que fueran sus apóstoles, los doce que Él formaría íntimamente, los doce a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en Su nombre. Él les dio el poder de expulsar a los demonios. Les dio el poder para curar a los enfermos. Ellos vieron como Jesús obro incontables milagros. Ellos mismos obraron en Su nombre numerosos milagros.
Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno, que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavo los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar pecadores, traiciono al Señor. El Evangelio nos dice que él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo. "¡Judas!" le dijo Jesús en el huerto de Getsemaní, "con un beso entregas al Hijo del hombre" Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara. Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas fue siempre libre y uso su libertad para permitir que Satanás entrara en él y, por su traición, terminó haciendo que Jesús fuera crucificado y ejecutado.
Así que desde los primeros 12 que Jesús eligió, uno fue un terrible traidor. A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir. Es un hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes si lo viven.
En vez de centrarse en aquel que traiciono a Jesús, se centraron en los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gracias a los otros once -todos los cuales, excepto San Juan, fueron martirizados por Cristo y por el Evangelio, por el cual estuvieron dispuestos a dar sus vidas para proclamarlo- que nosotros llegamos a escuchar la palabra salvífica de Dios, que recibimos los sacramentos de la vida eterna.
Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y para servirlos a ustedes por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos "once", aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad. Pero nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible escándalo que estamos atestiguando bajo una perspectiva auténtica y completa.
El escándalo desafortunadamente no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora. La historia de la Iglesia es como la definición matemática del coseno, es decir, una curva oscilatoria con movimientos de péndulo, con bajas y altas a lo largo de los siglos. En cada una de esas épocas cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevo a tremendos santos que llevaran a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillará más intensamente. Yo quisiera centrarme un poco en un par de santos a quienes Dios hizo surgir en esos tiempos tan difíciles, porque su sabiduría realmente puede guiarnos durante este tiempo difícil.
San Francisco de Sales, un santo a quien Dios hizo surgir justo después de la Reforma Protestante. La Reforma Protestante no brotó fundamentalmente por aspectos teológicos, por asuntos de fe -aunque las diferencias teológicas aparecieron después- sino por aspectos morales.
Había un sacerdote agustino, Martín Lutero, quien fue a Roma durante el papado más notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseño nada contra la fe -el Espíritu Santo lo evitó- pero fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes concubinas. Llevo a cabo acciones contra aquellos que consideraba sus enemigos. Martín Lutero visitó Roma durante su papado y se preguntaba como Dios podía permitir que un hombre tan malvado fuera la cabeza visible de Su Iglesia. Regreso a Alemania y observo toda clase de problemas morales.
Los sacerdotes vivían abiertamente relaciones con mujeres. Algunos trataban de obtener ganancias vendiendo bienes espirituales. Privaba una inmoralidad terrible entre los laicos católicos. El se escandalizó, como le hubiera ocurrido a cualquiera que amara a Dios, por esos abusos desenfrenados. Así que fundó su propia iglesia.
Eventualmente Dios hizo surgir a muchos santos que combatieran esta solución equivocada y trajeran de regreso a las personas a la Iglesia fundada por Cristo. San Francisco de Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran muy populares, predicando el Evangelio con verdad y amor. Muchas veces fue golpeado en su camino y dejado por muerto. Un día le preguntaron cuál era su postura con relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos sacerdotes. Lo que él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para quienes lo escucharon. El no se anduvo con rodeos.
Dijo:
"Aquellos que cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo". Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: "Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe- son culpables de suicidio espiritual. Son culpables" dijo él "de cortar de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía".
San Francisco de Sales anduvo entre la gente de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes.
¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción? Otro gran santo que vivió en tiempos particularmente difíciles también puede ayudarnos. San Francisco de Asís vivió alrededor del año 1200, en una época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aun peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir. Pero eventualmente se convirtió al Señor, fundo a los Franciscanos, ayudo a Dios a reconstruir Su Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos.
Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. "Hermano Francisco" le dijo, "¿que harías tú si supieras que el sacerdote que esta celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado? Francisco, sin dudar un solo instante, le dijo muy despacio: "Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote."
¿A donde quiso llegar Francisco? Él quiso dejar en claro una verdad formidable de la fe y un don extraordinario del Señor. Sin importar cuan pecador pueda ser un sacerdote, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, cambiar el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, o en la confesión, sin importar cuan pecador sea él en lo personal, perdonar los pecados del penitente- Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de ese ministro.
Ya sea que el Papa Juan Pablo II celebre la Misa o que un sacerdote condenado a muerte por un crimen celebre la Misa, en ambos casos es Cristo mismo quien actúa y nos da Su cuerpo y Su sangre. Así que lo que Francisco estaba diciendo en respuesta a la pregunta de su hermano religioso al manifestarle que él recibiría el Sagrado Cuerpo de Su Señor de las manos ungidas del sacerdote, es que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual.
Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace! Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas. Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio. Once de los primeros doce apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha hecho los sacramentos esencialmente "a prueba de los sacerdotes", esto es, en términos de su santidad personal. No importa cuan santos estos sean o cuan malvados, siempre y cuando tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo mismo, tal como actuó a través de Judas cuando Judas expulsó a los demonios y curó a los enfermos.
Así que, de nuevo, les pregunto: ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia a estos actos? Se ha hablado mucho al respecto en los medios. ¿Tiene la Iglesia que trabajar mejor, asegurándose que nadie con predisposición a la pedofilia sea ordenado? Absolutamente. Pero esto no seria suficiente.
¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados? La Iglesia ha cambiado su manera de abordar estos casos y hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochentas, pero siempre puede ser perfeccionada. Pero aun esto no seria suficiente. ¿Tenemos que hacer más para apoyar a las victimas de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo, tanto por justicia como por amor! Pero ni siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal Law ha hecho que la mayoría de los rectores de las escuelas de medicina en Boston trabajen en el establecimiento de un centro para la prevención del abuso en niños, que es algo que todos nosotros debemos apoyar. Pero ni siquiera esto es una respuesta suficiente.
¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, la única respuesta auténticamente católica a este escándalo -como San Francisco de Asís reconoció en 1200, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo- es la SANTIDAD! ¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia.
Siempre hay personas -un sacerdote se encuentra con ellas regularmente, ustedes probablemente conocen a varias de ellas también- que usan excusas para justificar por que no practican su fe, por que lentamente están cometiendo suicidio espiritual. Puede ser porque una monja se portó mal con ellos cuando tenían 9 años. O porque no entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre algún asunto particular. Indudablemente habrá muchas personas estos días -y ustedes probablemente se encontraran con ellas - que dirán: "¿Para que practicar la fe, para que ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los así llamados elegidos son capaces de hacer el tipo de cosas que hemos estado leyendo?" Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe. Por eso es que la santidad es tan importante.
Estas personas necesitan encontrar en todos nosotros una razón para tener fe, una razón para tener esperanza, una razón para responder con amor al amor del Señor. Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio de hoy son una receta para la santidad. Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen que ser más santos los sacerdotes? Seguro que sí. ¿Tienen que ser más santos los religiosos y religiosas y dar un testimonio aun mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente. Pero todas las personas en la Iglesia tienen que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos! Todos tenemos la vocación de ser santos y esta crisis es un llamado para que despertemos.
Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: "Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes."
Yo he experimentado de primera mano esta bienaventuranza, al igual que otros sacerdotes que conozco. A principios de esta semana, cuando termine de hacer ejercicio en un gimnasio local, salía yo del vestidor con mi traje negro de clérigo. Una madre, apenas me vio, inmediata y apresuradamente aparto a sus hijos del camino y los protegió de mí mientras yo pasaba. Me miro cuando pase y cuando me había alejado lo suficiente, respiro aliviada y soltó a sus hijos. ¡Como si yo fuera a atacarlos a mitad de la tarde en un club deportivo!
Pero mientras que todos nosotros quizá tengamos que padecer tales insultos y falsedades por causa de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Es un tiempo fantástico para ser cristianos hoy, porque es un tiempo en el que Dios realmente necesita de nosotros para mostrar Su verdadero rostro. En tiempos pasados en Estados Unidos, la Iglesia era respetada. Los sacerdotes eran respetados. La Iglesia tenía reputación de santidad y bondad. Pero ya no es así.
Uno de los más grandes predicadores en la historia estadounidense, el Obispo Fulton J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en tiempos en los que la Iglesia sufre en vez de florecer, cuando la Iglesia tiene que luchar, cuando la Iglesia tiene que ir contra la cultura. Esas épocas para que los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres dieran un paso al frente y contaran. "Hasta los cadáveres pueden flotar corriente abajo," solía decir, señalando que muchas personas salen adelante fácilmente cuando la Iglesia es respetada, "pero se necesita de verdaderos hombres, de verdaderas mujeres, para nadar contra la corriente."
¡Que cierto es esto! Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para mantenerse a flote y nadar contra la corriente que se mueve en oposición a la Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para reconocer que cuando se nada contra la corriente de las críticas, estamos más seguros que cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre la que Cristo fundo su Iglesia. Este es uno de esos tiempos. Es uno de los grandes momentos para ser cristianos.
Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor se asegurará que sobreviva. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo. En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi: "Voy a destruir su Iglesia" "Je detruirai votre eglise!" El Cardenal le contesto: "No, no podrá". Napoleón, con sus 1.50 de altura, dijo otra vez: "Je detruirai votre eglise!" El Cardenal dijo confiado: "No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!"
Si los malos papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo? El Cardenal apuntaba a una verdad crucial. Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. Él prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcara, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará.
La magnitud de este escándalo podría ser tal, que de ahora en adelante ustedes encuentren difícil confiar en los sacerdotes de la misma manera como lo hicieron en el pasado. Esto puede suceder y podría no ser tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado, Él llamará a otros que serán fieles, que los servirán a ustedes con el amor que merecen ser servidos, tal como ocurrió después de la muerte de Judas, cuando los once apóstoles se pusieron de acuerdo y permitieron que el Señor eligiera a alguien que tomara el lugar de Judas y escogieron al hombre que terminó siendo San Matías, quien proclamó fielmente el Evangelio hasta ser martirizado por él.
¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos aún más en la santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y cuanto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes son parte de la solución, una parte crucial de la solución. Y cuando caminen al frente hoy para recibir de las manos ungidas de este sacerdote el Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los llene de un deseo real de santidad, un deseo real de mostrar Su auténtico rostro.
Una de las razones por las que yo estoy aquí como sacerdote para ustedes hoy es porque siendo joven, me impresionaron negativamente algunos de los sacerdotes que conocí. Los veía celebrar la Misa y casi sin reverencia alguna dejaban caer el Cuerpo del Señor en la patena, como si tuvieran en sus manos algo de poco valor en vez de al Creador y Salvador de todos, en vez de a MI Creador y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor, reiterando mi deseo de ser sacerdote: "¡Señor, por favor, déjame ser sacerdote para que pueda tratarte como Tú mereces!" Eso me dio un ardiente deseo de servir al Señor.
Quizá este escándalo les permita a ustedes hacer lo mismo. Este escándalo puede ser algo que los conduzca por el camino del suicidio espiritual o algo que los inspire a decir, finalmente, "Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar tu nombre como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo te he encontrado." Jesús esta con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Él sigue en la barca.
Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzó la más grande victoria en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de Su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de este episodio Él puede traer y quiere traer un nuevo renacimiento de la santidad, para lanzar unos nuevos Hechos de los Apóstoles en el siglo 21, con cada uno de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando un papel estelar. Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?
domingo, 17 de febrero de 2013
LA SANTISIMA VIRGEN MARIA NO TUVO MAS HIJOS
NUEVE PRUEBAS
de que la santísima Virgen María
no tuvo más hijos
Por el Hno. Pedro Beltrán Sánchez
y el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap
La mayor parte de los grupos no católicos atacan mucho a la Virgen María principalmente negando su perpetua virginidad; esto es, aunque aceptan su virginidad antes del parto, niegan su virginidad en el parto y después del parto, señalando especialmente que nuestra Señora tuvo más hijos aparte de Jesús. Varios de los textos bíblicos que ellos utilizan para tener estas ideas son Mt 13,46-47 y Mc 3,31 donde se dice “Tus hermanos” o donde, según la interpretación no católica, hasta vienen los nombres de los hermanos carnales de Jesús: “José, Santiago, Judas y Simón” (Mt 13,56; Mc 6,3).
Ante esto, vamos a señalar nueve pruebas por las cuales los católicos decimos que María es siempre virgen. Ojalá que después de estas nueve pruebas no me digan como un pastor pentecostal: “¿Y para que me sirve la virginidad de María?” La respuesta sería: “¿Y para que te sirve hablar mal de ella?” ¡Ten cuidado! El diablo es el padre de la mentira. No sea que en vez de servir a Dios estés sirviendo al diablo con tus mentiras.
Aquí están, pues, las nueve pruebas de la virginidad de María:
1.- En la Biblia, la palabra hermano tiene distintos significados: tío, sobrino, paisano, esposo, etc. Por ejemplo, en Gn 13,8 vemos que Abraham dice a Lot que son “hermanos”, pero en Gn 11,27 y Gn 12, 5 se ve claramente que Abraham es tío de Lot; son, por tanto, tío y sobrino, sin embargo se dicen “hermanos”. Por lo tanto, no podemos tomar la palabra “hermano” en la Biblia pensando que se refiere siempre a los “hermanos carnales”. Por lo demás, hay varios modismos utilizados por el pueblo de Dios para referirse a los hermanos carnales, como puede verse en Cantar de los Cantares 1, 6, donde la Sulamita dice emotivamente: “No se fijen en que estoy morena, el sol fue el que me tostó. Los hijos de mi madre, enojados contra mí, me pusieron a cuidar las viñas”. En el Salmo 50, 20, el escritor sagrado utiliza las dos expresiones: “hermano”, cuyo significado es más amplio y “hijo de tu madre”, que es más específico: “Si te sientas, hablas mal de tu hermano, deshonras al hijo de tu madre”.
2.- De los famosos hermanos de Jesús mencionados en Mc 6,3 que son José, Santiago, Judas y Simón; vamos a ver si su padre es José y si María es su madre. Por ejemplo, con relación a Santiago, en Mt 10,3 vemos que su padre es Alfeo=Cleofás. Entonces no es hijo de san José.
Sobre la madre de Santiago y José vemos en la Biblia que se trata de una mujer llamada María (Mt 27,56; Mc 15,40) pero la misma Biblia aclara que es distinta a la madre de Jesús: “Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María esposa de Cleofás y la madre de los hijos de Zebedeo” (Jn 19,25); por lo tanto, lo más seguro es que la madre de los “hermanos de Jesús” sea pariente (prima) de la Virgen María y los así llamados “hermanos de Jesús” sean, en realidad, parientes (primos) de Jesús.
3.- Si María tenía más hijos, ¿por qué Jesús se la encarga a un extraño (Jn 19,25-27)? La verdad es que la virgen María no tenía más hijos, por eso Jesús, para que su madre no se quedara sola, la entrega al discípulo amado.
4.- En Lc 2,41ss vemos que se habla de la familia de Nazaret: Jesús, María y José; aquí no se habla de otros hijos, por lo tanto no los hay.
5.- En Mc 6 se dice “el hijo de María” no “uno de los hijos de María”; siempre es singular la relación de Jesús con María.
6.- En el esquema bíblico, cada vez que Dios anuncia mediante un ángel a una mujer que concebirá y dará a luz “un hijo”, sólo tiene uno. Por ejemplo: Dios anuncia a Abraham que su mujer, Sara, dará a luz un hijo; pues bien, Isaac es el hijo único concebido y dado a luz por Sara. También pasa lo mismo con la madre de Sansón (Jue 13,3). Otro caso es la esposa de Zacarías (santa Isabel), la cual sólo tuvo un hijo: san Juan Bautista (Lc 1,3). En el caso de María, también se le profetiza que “dará a luz un hijo”; entonces sólo dio luz un hijo, por lo que tampoco en el caso de la santísima Virgen María se rompe el esquema bíblico.
7.- La profecía de Isaías 7,14 dice que “la Virgen concebirá”. La manera en que la gente reconocerá que Jesús es el mesías, es mediante su madre. Si la madre de Jesús tiene más hijos y por lo tanto no es virgen, la señal se pierde. Puesto que los apóstoles reconocieron que Jesús es el mesías y conocían a su madre, podemos concluir en lo que la Iglesia siempre ha creído: la perpetua virginidad de María.
8.- La Biblia dice: “hermanos de Jesús” no dice “hijos de María”. No hay ningún texto en la Biblia que diga “hermanos de Jesús, hijos de María”. Revise la prueba número 1.
9.- Durante los primeros cuatro siglos en la historia de nuestra Iglesia, nadie formuló la idea de que los “hermanos de Jesús” eran sus hermanos carnales. El primero fue Elvidio, hacia el año 380 d. C., y san Jerónimo le respondió rápidamente.
Tomado de:zarazua.wordpress.com
viernes, 8 de febrero de 2013
DHEA....... LA HORMONA DE LA JUVENTUD
DHEA LA HORMONA DE LA JUVENTUD
www.el cuerpo.es
monica rerelu
Aunque podría ser considerada el elixir de la juventud del futuro, su uso genera en la actualidad un gran debate y controversia internacional.
La DHEA es una prehormona que interviene en la producción de hormonas sexuales. Se le ha dado en llamar la hormona de la juventud debido a que se ha descubierto una correlación entre el envejecimiento y los niveles de esta sustancia en nuestro organismo. Sin embargo, aunque podría ser considerada el elixir de la juventud del futuro, su uso genera en la actualidad un gran debate y controversia internacional.
¿QUE ES LA DHEA?
La DHEA (dehidroepiandrosterona), es una sustancia que pertenece al grupo de las prohormonas, sustancias naturales secretadas por glándulas humanas las cuales preceden a la acción de una potente hormona. La DHEA es producida por las glándulas suprarrenales y está involucrada en la producción de estrógenos y testosterona.
Nuestro organismo comienza a producir pequeñas cantidades de esta hormona a la edad de 7 años hasta los 25 años que es cuando alcanza su máximo nivel para después decrecer su producción un 20% cada diez años. En la actualidad ha cobrado un gran valor mediático debido a sus posibles aplicaciones para prevenir el envejecimiento así como para potenciar el apetito sexual. Debido al descubrimiento de sus beneficios surge la idea de la DHEA sintética que se fabrica en los laboratorios a partir de una sustancia vegetal llamada Diosgenina cuya finalidad es la lucha contra el envejecimiento.
DESCUBRIMIENTO DE LA DHEA
El médico alemán Adolf Buternandt es el primero que en 1931 consigue aislar esta sustancia biológica en la orina humana. Veinte años más tarde, en 1951, los investigadores Mijeon y Plager son quienes la consiguen aislar por primera vez en la sangre humana al mismo tiempo que descubren que se produce en las glándulas suprarrenales. En ese mismo año se confirma que los niveles de esta hormona disminuyen tanto en la mujer como en el hombre a medida que se envejece y se estudian los resultados de la administración de esta sustancia tanto por vía oral como por inyección intravenosa. En un principio las pruebas se realizan tan sólo en varones sin experimentar con esta sustancia en mujeres.
Ya en la década de los 70 se empiezan a constatar de una manera más palpable los efectos beneficiosos de esta sustancia en los animales (ratas y ratones), a los cuales se suministra dicha hormona a través de la alimentación. Así se llega a comprobar que los animales sometidos al experimento vivían más al mismo tiempo que adelgazaban y tenían más energía y vigor.
Sin embargo, no es hasta el año 1994 cuando el profesor Samuel Yen de la Universidad de San Diego, California publica los resultados positivos de sus experimentos, que se confirma de alguna manera el efecto anti-envejecimiento de esta hormona. Así, el profesor Samuel Yen constata que la administración de la DHEA en pacientes de edad madura conlleva una serie de cambios no sólo biológicos, sino físicos y sicológicos muy beneficiosos. A partir de este momento la DHEA se presenta ante la prensa como la revolucionaria hormona de la juventud.
BENEFICIOS DE LA DHEA
Según las investigaciones realizadas el uso de la DHEA produce una serie de efectos beneficiosos para la salud.
◦Anti-envejecimiento y longevidad.
◦Aumento de energía y vigor.
◦Mejora del apetito sexual.
◦Preserva la masa muscular e incrementa el funcionamiento atlético.
◦Mejora el equilibrio de la insulina (enfermos de diabetes).
◦Mejora el estado y la densidad de los huesos (enfermos de osteoporosis).
◦Desarrolla la memoria y el sistema cognitivo.
◦Combate enfermedades de tipo degenerativo como el Alzheimer y el Parkinson.
TRATAMIENTO
No existe una edad recomendada ni una dosis especifica. La DHEA se presenta en capsulas de 10,25 o 50mg y se toma normalmente por la mañana. Esta hormona se puede recetar a varones que se hayan sometido previamente a controles de próstata, y a mujeres en periodos menopáusicos.
LEGISLACION
El año 2000 es un año decisivo para la comercialización de esta hormona pues se autoriza su venta en algunos países europeos. Las autoridades sanitarias francesas permiten que esta hormona biológica se venda en farmacias como una fórmula magistral.
En EEUU la DHEA es un producto de venta libre, sin embargo, hay que tener en cuenta que la Universidad Americana de Medicina Deportiva la considera una sustancia prohibida al incluirla dentro del grupo de esteroides que pueden aumentar los niveles de testosterona y contribuir a un rápido desarrollo muscular.
En el caso de España la venta de DHEA está prohibida según un documento emitido por el Ministerio de Educación y Ciencia del 21 de Diciembre del 2005. La presidencia del Consejo Superior de Deportes considera la dehidroepiandrosterona una sustancia prohibida en competición y fuera de competición. La venta es por lo tanto considerada ilegal y tan sólo se consigue en farmacias bajo receta médica y para tratamientos específicos.
RIESGOS
La DHEA está contraindicada en aquellos pacientes con antecedentes de cáncer de mama, útero o próstata. Es de gran importancia saber que el incremento en los niveles de DHEA puede entrañar un riesgo cardiovascular al estar vinculada dicha sustancia a la producción de colesterol malo-LDL-. Así, la DHEA induce a la producción de testosterona la cual influye en el aumento del colesterol malo reduciendo el bueno. Por lo tanto el ser humano debe de ser precavido al tomar todo tipo de preparados hormonales que no sean prescritos por profesionales médicos, ya que en muchos casos los riesgos que entrañan superan con creces a los beneficios que producen.
lunes, 4 de febrero de 2013
¿CUANDO SE CAMBIO DEL SABADO AL DOMINGO?
El Génesis cuenta que Dios creó la tierra en seis días, y descansó el séptimo, bendiciendo ese día y santificándolo (Génesis 2:2-3).
Desde el principio, el día que Dios apartó para sí fue el sábado, y que más tarde fue recordado a los Judíos a través de Moises, en la tabla de los diez mandamientos (Éxodo 20:8-12).
Pero, ¿Cuando fue cambiado el día de reposo inicial del Sábado al Domingo?¿Por qué ocurrió este cambio? ¿Aparece el Domingo en la Biblia? Estas preguntas son respondidas en el siguiente artículo.
EL SÁBADO BÍBLICO
La Biblia registra claramente que Dios bendijo y santificó el sábado, el séptimo día, como el día especial. No el domingo, primer día de la semana.
Las dos únicas cosas que Dios santificó en el principio de la Creación fueron el Matrimonio y el Sábado. Es por ello que el sábado fue tan importante en el antiguo testamento.
La Biblia registra cuan importante era para Dios que el hombre apartara este día:
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo.Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es Sábado para Jehová tu Dios;(...) Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó." Éxodo 20:8-11
"Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado." Isaias 58:13-14
Debido a que hoy día, para la mayoría de Cristianos, el Sábado se considera como un día más de la semana, y es el Domingo el día que lo ha sustituido, cabe preguntarnos ¿Cuando exactamente se cambió el día Sábado al Domingo y por qué ocurrió este cambio?
EL DÍA DE REPOSO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Muchos cristianos de hoy tienen poco conocimiento de cómo fue que el día domingo, primer día de la semana, llegó a reemplazar el sábado, el séptimo día, como día de adoración para el cristiano. Una cosa sí está clara: que se ha hecho un cambio. ¡La evidencia de esto es que la mayoría de los cristianos guardan el domingo!.
¿Se cambió del Sábado al Domingo cuando Jesús Murió?
"Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento". Lucas 23:56
Aparentemente no tuvieron ninguna instrucción de parte de Jesús, de ningún cambio que se debería de hacer, en cuanto a no guardar el sábado después de su muerte. Debemos tener en mente también que este relato de Lucas, no fue escrito en ese mismo día, sino décadas más tarde. Sería algo muy extraño que Lucas no hubiese hecho ninguna mención del cambio por los cristianos, de domingo a sábado, en ocasión de esta narración. Y es digno de notar que él guarda silencio sobre este asunto.
¿Los primeros Cristianos adoraban en Domingo?
"Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo". Hechos 15:1, 2; 6-21.
El punto de que no hubiese ningún conflicto entre las iglesias de los primeros cristianos y los judíos en cuanto a qué día deberían de reunirse, nos da una fuerte evidencia de que tal cambio no sucedió. Sin embargo, leyendo ese capítulo de Hechos, vemos que hay mucha controversia en cuanto a la circuncisión. Un cambio fue requerido por Dios en este asunto, y era natural que muchos preguntasen cuando no entendían la razón del cambio.
El asunto de un cambio para un día de reposo diferente, ni siquiera aparece en los puntos de la agenda discutida en el primer concilio cristiano, que tuvo lugar 18 años después de la muerte de Cristo.
EL CAMBIO DEL SÁBADO BÍBLICO AL DOMINGO
En realidad, no encontramos ninguna evidencia, en las enseñanzas de Jesús, ni en la práctica de la iglesia del Nuevo Testamento, que nos indique alguna consideración para el domingo, o el día de la resurrección, como el nuevo día de adoración para los cristianos.
Por tal razón, cualquier información que busquemos para encontrar el cambio que fue hecho, debemos buscarla en otro lugar y no en la Biblia.
Y en el único lugar que podemos buscar es en el lapso de tiempo desde los escritos del Nuevo Testamento hasta nuestros días. Y no tenemos que buscar mucho para encontrar la respuesta. Los anales de la historia nos dicen claramente que el domingo llegó a ser el día popular de adoración, suplantando al sábado.
Hay cuatro factores que sobresalen en el hecho de la sustitución del domingo por el sábado:
•Esto tomó lugar gradualmente, durante el tiempo del II y el IV siglo d.C.
•Empezó en las iglesias cristianas de Roma, esparciéndose gradualmente por todas las demás.
•Los dirigentes de la iglesia tuvieron el apoyo del emperador romano Constantino, quien decretó el domingo como día de reposo, y era un crimen civil para todos aquellos que no estuviesen dispuestos a cambiar, para adorar en domingo.
•Los dirigentes de la iglesia no hicieron este cambio por un motivo siniestro, o por rebeldía contra Dios, sino por no haber comprendido la naturaleza de la autoridad que Jesús les había dado.
CITAS SOBRE EL CAMBIO DEL SÁBADO AL DOMINGO
Catechismus Concilii Tridentini, Pars III, Cap. IV, 25. Ed. De París, Pág. 467
“Agradó a la iglesia de Dios cambiar el culto y celebración del Día del Sábado por el Día del Domingo”.
Código de Justiniano, Lib. 3, tít 12, Párr. 2:
La ley dada por Constantino el 7 de marzo del año 321 d.C., relativa al día de descanso, era como sigue: “Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial providencia”.
Rev. Charles Hefele, History of the Councils of the Church, tomo II, p. 316:
Concilio de Laodicea 364 D. C.: “Los cristianos no deben judaizar y estar ociosos el día del sábado (el día de reposo original), sino que deben trabajar en ese día. Deben honrar en una forma especial el día del Señor. Como cristianos, hasta donde esté a su alcance, no deben trabajar en ese día. Con todo, si se les encuentra judaizando, se les separará de Cristo”. Rev. Charles Hefele, History of the Councils of the Church, tomo II, p. 316.
Cita del Arzobispo Eusebio (S. IV d.C):
El Arzobispo católico Eusebio, escribiendo en el año 330 D.C. declaró: “Todas las cosas que eran permisibles para hacerse en el día del sábado las hemos transferido para el Día del Señor”. Comentario a Salmos 91, publicado en Migne, Patrología Graeca, tomo 23, Col. 1171
Peter Geiermann, The Convert’s Catechism of Catholic Doctrine (1957 ed) p. 50:
Pregunta ¿Cuál día es el día de reposo?
Respuesta: El sábado es el día de reposo.
Pregunta ¿Por qué observamos el domingo en lugar del sábado?
Respuesta “Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al domingo”.
Editorial, The Catholic Mirror (Baltimore), 23 de septiembre de 1893:
“La iglesia católica por más de mil años antes que existieran los protestantes, por virtud de su comisión divina, cambió el día del sábado por el domingo... el reposo cristiano es hasta este día reconocido como hijo de la iglesia católica y como esposo del Espíritu Santo, sin una palabra de protesta del mundo protestante”. Editorial, The Catholic Mirror (Baltimore), 23 de septiembre de 1893.
The Question Box The Catholic Universe Bulletin, 14 de agosto de 1942. p. 4:
“La iglesia cambió la observancia del sábado al domingo haciendo uso de la autoridad divina e infalible que le fuera concedida por su fundador, Jesucristo. El protestante, al indicar que la Biblia es su única guía de fe, no tiene ninguna autorización para la observancia del domingo. En este asunto los Adventistas del Séptimo Día son los únicos protestantes consistentes”.
Cardinal Gibbons, The Faith of Our Fathers, (92nd. ed., rev.), p. 89.
“Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis y no encontrará un sólo renglón que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras ponen en vigor la observancia religiosa del sábado”.
La Función de santificar la iglesia" Capítulo III epígrafe 1247 (Cann. 1244 – 1253)
"1247 El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa; y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor, o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo."
ADMISIONES SINCERAS
Católico:
“Puede leer la Biblia de Génesis a Apocalipsis, y no encontrará una sola línea que autorice la santificación del domingo” (La Fe de Nuestros Padres, Por James Cardinal Gibbons, p.111).
“La Biblia… nos cuenta cómo Dios ordenó que se guardase el séptimo día como monumento de la creación. Nos cuenta cómo el mandamiento fue repetido en el Sinaí. Nos narra cómo el mismo Hijo de Dios guardó el Sábado. En ningún lugar dice que los cristianos deberían guardar un día diferente al de los judíos, su pueblo escogido” (The Catholic Bulletin, 7 de Febrero de 1954).
“No hay un sitio en el Nuevo Testamento donde se registre distinguidamente que Cristo cambió el día de adoración del Sábado al domingo. Aún así, todos los protestantes, excepto los Adventistas del Séptimo Día, observan el domingo… Los protestantes siguen la tradición al observar el domingo” (Our Sunday Visitor,11 de Junio de 1950).
Bautistas:
“No hay nada en las Escrituras que nos pida que guardemos el domingo en vez del Sábado como día santo” (“Considere el caso para Sábados tranquilos”, por Harold Lindsell, editor, Christianity Today,5 de Noviembre de 1976).
“Había y hay un mandamiento para guardar santo el día de reposo, pero ese día de reposo no era domingo. De cualquier modo, se dirá con cierto aire de triunfo, que el día de reposo fue cambiado del séptimo al primer día de la semana…¿Dónde se puede encontrar un registro de tal cambio? No en el Nuevo Testamento, rotundamente no.” (Dr. Edward T. Hiscox, autor de El Manual Bautista, en un documento leído delante de la Conferencia de Ministros de Nueva York, mantenida el 13 de Noviembre de 1893).
The Christian Church (la iglesia cristiana):
“No hay autoridad directa de la Biblia para llamar al primer día de la semana “día del Señor” (Dr. D. H. Lucas, Christian Oracle, 1890).
Congregacionista:
“El día de reposo cristiano (el domingo) no está en las Escrituras, y no fue llamado día de reposo por la iglesia primitiva” (Dwight’s Theology, Vol. 4, p. 401).
Episcopal:
“El mandamiento bíblico dice que el séptimo día descansarás. Ese es el Sábado. En ningún lugar en la Biblia está basado el que se haga en domingo” (Phillip Carrington, Toronto Daily Star, 26 de Octubre de 1949).
Metodista:
“La razón por la que observamos el primer día en vez del séptimo no está basado en ningún mandamiento. Uno buscará en las Escrituras en vano tratando de encontrar el cambio del séptimo al primer día” (Clovis C. Chappel, Diez reglas para vivir, p. 61).
Presbiteriano:
“El Sábado es parte de … los Diez Mandamientos. Solamente esto despeja la duda acerca de si la institución es perpetua. Hasta … que se pueda mostrar que toda la ley moral ha sido abolida, el Sábado permanecerá … Las enseñanzas de Cristo confirman la perpetuidad del Sábado” ( T. C. Blake, Teología Condensada, p. 474, 475).
Varios:
“Las gentes de habla inglesa han sido los más persistentes en perpetuar la asunción errónea de que el cuarto mandamiento se pasó al domingo … Se habla frecuentemente, y erróneamente, del domingo como día de reposo” (F. M. Setzler, director jefe, departamento de antropología, Smithosian Institute, carta, 1 de septiembre de 1949).
CONCLUSIÓN
No existen evidencias en la Biblia de que Jesús haya cambiado el día de reposo del sábado al domingo. Ni siquiera los primeros cristianos tuvieron problemas con esto, ya que el sábado fue el día de reposo hasta casi el año 350 d.C.
En esta época, la iglesia católica, nacida en el seno de Roma, con el apoyo del emperador Constantino, usó su autoridad para cambiar el día de reposo del Sábado al Domingo sin ninguna justificación Bíblica, tomando como criminales a todos aquellos que no adoraran en Domingo.
Autor: Nicolás A.
Fuentes: www.jovenes-cristianos.com
Desde el principio, el día que Dios apartó para sí fue el sábado, y que más tarde fue recordado a los Judíos a través de Moises, en la tabla de los diez mandamientos (Éxodo 20:8-12).
Pero, ¿Cuando fue cambiado el día de reposo inicial del Sábado al Domingo?¿Por qué ocurrió este cambio? ¿Aparece el Domingo en la Biblia? Estas preguntas son respondidas en el siguiente artículo.
EL SÁBADO BÍBLICO
La Biblia registra claramente que Dios bendijo y santificó el sábado, el séptimo día, como el día especial. No el domingo, primer día de la semana.
Las dos únicas cosas que Dios santificó en el principio de la Creación fueron el Matrimonio y el Sábado. Es por ello que el sábado fue tan importante en el antiguo testamento.
La Biblia registra cuan importante era para Dios que el hombre apartara este día:
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo.Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es Sábado para Jehová tu Dios;(...) Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó." Éxodo 20:8-11
"Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado." Isaias 58:13-14
Debido a que hoy día, para la mayoría de Cristianos, el Sábado se considera como un día más de la semana, y es el Domingo el día que lo ha sustituido, cabe preguntarnos ¿Cuando exactamente se cambió el día Sábado al Domingo y por qué ocurrió este cambio?
EL DÍA DE REPOSO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Muchos cristianos de hoy tienen poco conocimiento de cómo fue que el día domingo, primer día de la semana, llegó a reemplazar el sábado, el séptimo día, como día de adoración para el cristiano. Una cosa sí está clara: que se ha hecho un cambio. ¡La evidencia de esto es que la mayoría de los cristianos guardan el domingo!.
¿Se cambió del Sábado al Domingo cuando Jesús Murió?
"Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento". Lucas 23:56
Aparentemente no tuvieron ninguna instrucción de parte de Jesús, de ningún cambio que se debería de hacer, en cuanto a no guardar el sábado después de su muerte. Debemos tener en mente también que este relato de Lucas, no fue escrito en ese mismo día, sino décadas más tarde. Sería algo muy extraño que Lucas no hubiese hecho ninguna mención del cambio por los cristianos, de domingo a sábado, en ocasión de esta narración. Y es digno de notar que él guarda silencio sobre este asunto.
¿Los primeros Cristianos adoraban en Domingo?
"Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo". Hechos 15:1, 2; 6-21.
El punto de que no hubiese ningún conflicto entre las iglesias de los primeros cristianos y los judíos en cuanto a qué día deberían de reunirse, nos da una fuerte evidencia de que tal cambio no sucedió. Sin embargo, leyendo ese capítulo de Hechos, vemos que hay mucha controversia en cuanto a la circuncisión. Un cambio fue requerido por Dios en este asunto, y era natural que muchos preguntasen cuando no entendían la razón del cambio.
El asunto de un cambio para un día de reposo diferente, ni siquiera aparece en los puntos de la agenda discutida en el primer concilio cristiano, que tuvo lugar 18 años después de la muerte de Cristo.
EL CAMBIO DEL SÁBADO BÍBLICO AL DOMINGO
En realidad, no encontramos ninguna evidencia, en las enseñanzas de Jesús, ni en la práctica de la iglesia del Nuevo Testamento, que nos indique alguna consideración para el domingo, o el día de la resurrección, como el nuevo día de adoración para los cristianos.
Por tal razón, cualquier información que busquemos para encontrar el cambio que fue hecho, debemos buscarla en otro lugar y no en la Biblia.
Y en el único lugar que podemos buscar es en el lapso de tiempo desde los escritos del Nuevo Testamento hasta nuestros días. Y no tenemos que buscar mucho para encontrar la respuesta. Los anales de la historia nos dicen claramente que el domingo llegó a ser el día popular de adoración, suplantando al sábado.
Hay cuatro factores que sobresalen en el hecho de la sustitución del domingo por el sábado:
•Esto tomó lugar gradualmente, durante el tiempo del II y el IV siglo d.C.
•Empezó en las iglesias cristianas de Roma, esparciéndose gradualmente por todas las demás.
•Los dirigentes de la iglesia tuvieron el apoyo del emperador romano Constantino, quien decretó el domingo como día de reposo, y era un crimen civil para todos aquellos que no estuviesen dispuestos a cambiar, para adorar en domingo.
•Los dirigentes de la iglesia no hicieron este cambio por un motivo siniestro, o por rebeldía contra Dios, sino por no haber comprendido la naturaleza de la autoridad que Jesús les había dado.
CITAS SOBRE EL CAMBIO DEL SÁBADO AL DOMINGO
Catechismus Concilii Tridentini, Pars III, Cap. IV, 25. Ed. De París, Pág. 467
“Agradó a la iglesia de Dios cambiar el culto y celebración del Día del Sábado por el Día del Domingo”.
Código de Justiniano, Lib. 3, tít 12, Párr. 2:
La ley dada por Constantino el 7 de marzo del año 321 d.C., relativa al día de descanso, era como sigue: “Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial providencia”.
Rev. Charles Hefele, History of the Councils of the Church, tomo II, p. 316:
Concilio de Laodicea 364 D. C.: “Los cristianos no deben judaizar y estar ociosos el día del sábado (el día de reposo original), sino que deben trabajar en ese día. Deben honrar en una forma especial el día del Señor. Como cristianos, hasta donde esté a su alcance, no deben trabajar en ese día. Con todo, si se les encuentra judaizando, se les separará de Cristo”. Rev. Charles Hefele, History of the Councils of the Church, tomo II, p. 316.
Cita del Arzobispo Eusebio (S. IV d.C):
El Arzobispo católico Eusebio, escribiendo en el año 330 D.C. declaró: “Todas las cosas que eran permisibles para hacerse en el día del sábado las hemos transferido para el Día del Señor”. Comentario a Salmos 91, publicado en Migne, Patrología Graeca, tomo 23, Col. 1171
Peter Geiermann, The Convert’s Catechism of Catholic Doctrine (1957 ed) p. 50:
Pregunta ¿Cuál día es el día de reposo?
Respuesta: El sábado es el día de reposo.
Pregunta ¿Por qué observamos el domingo en lugar del sábado?
Respuesta “Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al domingo”.
Editorial, The Catholic Mirror (Baltimore), 23 de septiembre de 1893:
“La iglesia católica por más de mil años antes que existieran los protestantes, por virtud de su comisión divina, cambió el día del sábado por el domingo... el reposo cristiano es hasta este día reconocido como hijo de la iglesia católica y como esposo del Espíritu Santo, sin una palabra de protesta del mundo protestante”. Editorial, The Catholic Mirror (Baltimore), 23 de septiembre de 1893.
The Question Box The Catholic Universe Bulletin, 14 de agosto de 1942. p. 4:
“La iglesia cambió la observancia del sábado al domingo haciendo uso de la autoridad divina e infalible que le fuera concedida por su fundador, Jesucristo. El protestante, al indicar que la Biblia es su única guía de fe, no tiene ninguna autorización para la observancia del domingo. En este asunto los Adventistas del Séptimo Día son los únicos protestantes consistentes”.
Cardinal Gibbons, The Faith of Our Fathers, (92nd. ed., rev.), p. 89.
“Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis y no encontrará un sólo renglón que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras ponen en vigor la observancia religiosa del sábado”.
La Función de santificar la iglesia" Capítulo III epígrafe 1247 (Cann. 1244 – 1253)
"1247 El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa; y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor, o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo."
ADMISIONES SINCERAS
Católico:
“Puede leer la Biblia de Génesis a Apocalipsis, y no encontrará una sola línea que autorice la santificación del domingo” (La Fe de Nuestros Padres, Por James Cardinal Gibbons, p.111).
“La Biblia… nos cuenta cómo Dios ordenó que se guardase el séptimo día como monumento de la creación. Nos cuenta cómo el mandamiento fue repetido en el Sinaí. Nos narra cómo el mismo Hijo de Dios guardó el Sábado. En ningún lugar dice que los cristianos deberían guardar un día diferente al de los judíos, su pueblo escogido” (The Catholic Bulletin, 7 de Febrero de 1954).
“No hay un sitio en el Nuevo Testamento donde se registre distinguidamente que Cristo cambió el día de adoración del Sábado al domingo. Aún así, todos los protestantes, excepto los Adventistas del Séptimo Día, observan el domingo… Los protestantes siguen la tradición al observar el domingo” (Our Sunday Visitor,11 de Junio de 1950).
Bautistas:
“No hay nada en las Escrituras que nos pida que guardemos el domingo en vez del Sábado como día santo” (“Considere el caso para Sábados tranquilos”, por Harold Lindsell, editor, Christianity Today,5 de Noviembre de 1976).
“Había y hay un mandamiento para guardar santo el día de reposo, pero ese día de reposo no era domingo. De cualquier modo, se dirá con cierto aire de triunfo, que el día de reposo fue cambiado del séptimo al primer día de la semana…¿Dónde se puede encontrar un registro de tal cambio? No en el Nuevo Testamento, rotundamente no.” (Dr. Edward T. Hiscox, autor de El Manual Bautista, en un documento leído delante de la Conferencia de Ministros de Nueva York, mantenida el 13 de Noviembre de 1893).
The Christian Church (la iglesia cristiana):
“No hay autoridad directa de la Biblia para llamar al primer día de la semana “día del Señor” (Dr. D. H. Lucas, Christian Oracle, 1890).
Congregacionista:
“El día de reposo cristiano (el domingo) no está en las Escrituras, y no fue llamado día de reposo por la iglesia primitiva” (Dwight’s Theology, Vol. 4, p. 401).
Episcopal:
“El mandamiento bíblico dice que el séptimo día descansarás. Ese es el Sábado. En ningún lugar en la Biblia está basado el que se haga en domingo” (Phillip Carrington, Toronto Daily Star, 26 de Octubre de 1949).
Metodista:
“La razón por la que observamos el primer día en vez del séptimo no está basado en ningún mandamiento. Uno buscará en las Escrituras en vano tratando de encontrar el cambio del séptimo al primer día” (Clovis C. Chappel, Diez reglas para vivir, p. 61).
Presbiteriano:
“El Sábado es parte de … los Diez Mandamientos. Solamente esto despeja la duda acerca de si la institución es perpetua. Hasta … que se pueda mostrar que toda la ley moral ha sido abolida, el Sábado permanecerá … Las enseñanzas de Cristo confirman la perpetuidad del Sábado” ( T. C. Blake, Teología Condensada, p. 474, 475).
Varios:
“Las gentes de habla inglesa han sido los más persistentes en perpetuar la asunción errónea de que el cuarto mandamiento se pasó al domingo … Se habla frecuentemente, y erróneamente, del domingo como día de reposo” (F. M. Setzler, director jefe, departamento de antropología, Smithosian Institute, carta, 1 de septiembre de 1949).
CONCLUSIÓN
No existen evidencias en la Biblia de que Jesús haya cambiado el día de reposo del sábado al domingo. Ni siquiera los primeros cristianos tuvieron problemas con esto, ya que el sábado fue el día de reposo hasta casi el año 350 d.C.
En esta época, la iglesia católica, nacida en el seno de Roma, con el apoyo del emperador Constantino, usó su autoridad para cambiar el día de reposo del Sábado al Domingo sin ninguna justificación Bíblica, tomando como criminales a todos aquellos que no adoraran en Domingo.
Autor: Nicolás A.
Fuentes: www.jovenes-cristianos.com
POR QUE EL DOMINGO Y NO EL SABADO?
Todos sabemos que el domingo es el primer día de la semana u octavo día si continuáramos contando de forma ininterrumpida.
Ahora bien, nos preguntamos ¿Por qué los primeros católicos guardaron el primer día y no el sábado?
El Antiguo Testamento indica que Dios descansó el séptimo día (Éxodo 20, 11) y también indica que el hombre descanse el mismo día (Éxodo 23, 12). Sin embargo, para los primeros cristianos el sábado perdió su fuerza y valor. Veamos:
“Por eso, que nadie les venga a criticar por lo que comen y beban, o por no respetar fiestas, lunas nuevas o el día sábado. ESAS COSAS NO ERAN MAS QUE SOMBRAS…”
(Colosenses 2, 16 – 23)
El primer u octavo día de la semana tomó un giro muy especial, diferente y único para ellos. Pues, estando Jesús muerto en el sepulcro, los discípulos frustrados y asustados estaban escondidos por miedo a morir.
¡De repente!, el primer día de la semana, aconteció lo nunca esperado, el que estaba muerto había resucitado.
Tan grande fue esto para los primeros seguidores de Jesús que el miedo y el desánimo que les afligía desapareció. EL IMPACTO DE ESTE ACONTECIMIENTO DE LA RESURRECCION MARCO ESTE DIA PARA QUE FUERA CONSAGRADO como: “EL DIA DEL SEÑOR” (Cfr. Apocalipsis 1, 10).
Precisamente, esto es lo que significa la palabra “domingo”. Del término griego KIRIACHE EMERA se deriva el latín DIES DOMINICUS y de ahí viene la palabra “domingo“ que hoy tenemos (Cfr. NUEVO DICCIONARIO DE LITURGIA, Paulinas, Madrid, 1987).
Desde el principio hasta nosotros hay una ininterrumpida continuidad, que tiene origen y fundamento en LA TRADICION y los escritos del NUEVO TESTAMENTO.
-“Jesús resucitó en la madrugada. EL PRIMER DIA DE LA SEMANA…” (San Marcos 16, 9).
-“Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro… el Ángel del Señor… les dijo: <>” (San Mateo 28, 1 – 6).
-“CADA PRIMER DIA DE LA SEMANA, cada uno de ustedes reserve en su casa lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan colectas cuando yo llegue” (1 Corintios 16, 2).
-“Caí en éxtasis EL DIA DEL SEÑOR, y oí detrás de una gran voz, como de trompeta, que decía: <>” (Apocalipsis 1, 10).
-“EL PRIMER DIA DE LA SEMANA, estando nosotros reunidos para la fracción del pan…” (Hechos 20, 7). Lo que nos indica que era el domingo que se reunían para la “Cena del Señor”.
-Al atardecer de aquel día, EL PRIMERO DE LA SEMANA, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: <> dicho esto, les mostró las manos y el costado” (San Juan 20, 19 - 20).
- “OCHO DIAS DESPUES, estaban otra vez su discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: <>. Luego dijo a Tomás:<> Tomás le contestó: <>“ (San Juan 20, 26 – 28).
DOCUMENTOS DE LAS PRIMERAS GENERACIONES CATOLICAS:
LA EPISTOLA DE BERNABE (escrita aproximadamente en el año 100 antes de Cristo): “Por lo tanto, nosotros guardamos EL OCTAVO DIA para celebrarlo. En ese día Jesús resucitó de entre los muertos, y tras manifestarse, ascendió a los cielos” (C. XV).
EPISTOLA A LOS MAGNESIO de San Ignacio (escrito hacia el 100 d. C.): “Ahora bien, los que se criaron en el antiguo orden de cosas vinieron a la novedad DIA EN QUE TAMBIEN NUESTRA VIDA AMANECIO” (C. IX).
DIDAJE (año 110 d. C.): “Reunidos cada DIA DEL SEÑOR, partan el pan y den gracias, después de haber confesado sus pecados, a fin de que su sacrificio sea puro” (C. XIV).
I APOLOGIA de San Justino Mártir (hacia el año 150 d. C.): “Pero EL DOMINGO es el primer día, en el que todos celebramos nuestra asamblea común, porque es el primer día en el que Dios, habiendo realizado un cambio en la oscuridad y la materia, hizo el mundo; y Jesucristo, nuestro salvador, fue en ese mismo día cuando resucitó de entre los muertos” (C. 67).
LA TRADICION de San Hipólito de Roma (año 225 d. C.), c. 22: “LOS DOMINGOS, si es posible, el obispo distribuirá la comunión a todo el pueblo con sus propias manos… Luego el diácono ofrecerá la eucaristía y la patena al sacerdote; éste las recibirá, las tomará en sus manos para luego distribuirlas a todo el pueblo. Los demás días se comulgará siguiendo las instrucciones del obispo.”
Padre Wilfredo Martínez
Arquidiocesis Santiago de los Caballeros
Rep Dominicana
Ahora bien, nos preguntamos ¿Por qué los primeros católicos guardaron el primer día y no el sábado?
El Antiguo Testamento indica que Dios descansó el séptimo día (Éxodo 20, 11) y también indica que el hombre descanse el mismo día (Éxodo 23, 12). Sin embargo, para los primeros cristianos el sábado perdió su fuerza y valor. Veamos:
“Por eso, que nadie les venga a criticar por lo que comen y beban, o por no respetar fiestas, lunas nuevas o el día sábado. ESAS COSAS NO ERAN MAS QUE SOMBRAS…”
(Colosenses 2, 16 – 23)
El primer u octavo día de la semana tomó un giro muy especial, diferente y único para ellos. Pues, estando Jesús muerto en el sepulcro, los discípulos frustrados y asustados estaban escondidos por miedo a morir.
¡De repente!, el primer día de la semana, aconteció lo nunca esperado, el que estaba muerto había resucitado.
Tan grande fue esto para los primeros seguidores de Jesús que el miedo y el desánimo que les afligía desapareció. EL IMPACTO DE ESTE ACONTECIMIENTO DE LA RESURRECCION MARCO ESTE DIA PARA QUE FUERA CONSAGRADO como: “EL DIA DEL SEÑOR” (Cfr. Apocalipsis 1, 10).
Precisamente, esto es lo que significa la palabra “domingo”. Del término griego KIRIACHE EMERA se deriva el latín DIES DOMINICUS y de ahí viene la palabra “domingo“ que hoy tenemos (Cfr. NUEVO DICCIONARIO DE LITURGIA, Paulinas, Madrid, 1987).
Desde el principio hasta nosotros hay una ininterrumpida continuidad, que tiene origen y fundamento en LA TRADICION y los escritos del NUEVO TESTAMENTO.
-“Jesús resucitó en la madrugada. EL PRIMER DIA DE LA SEMANA…” (San Marcos 16, 9).
-“Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro… el Ángel del Señor… les dijo: <
-“CADA PRIMER DIA DE LA SEMANA, cada uno de ustedes reserve en su casa lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan colectas cuando yo llegue” (1 Corintios 16, 2).
-“Caí en éxtasis EL DIA DEL SEÑOR, y oí detrás de una gran voz, como de trompeta, que decía: <
-“EL PRIMER DIA DE LA SEMANA, estando nosotros reunidos para la fracción del pan…” (Hechos 20, 7). Lo que nos indica que era el domingo que se reunían para la “Cena del Señor”.
-Al atardecer de aquel día, EL PRIMERO DE LA SEMANA, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: <
- “OCHO DIAS DESPUES, estaban otra vez su discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: <
DOCUMENTOS DE LAS PRIMERAS GENERACIONES CATOLICAS:
LA EPISTOLA DE BERNABE (escrita aproximadamente en el año 100 antes de Cristo): “Por lo tanto, nosotros guardamos EL OCTAVO DIA para celebrarlo. En ese día Jesús resucitó de entre los muertos, y tras manifestarse, ascendió a los cielos” (C. XV).
EPISTOLA A LOS MAGNESIO de San Ignacio (escrito hacia el 100 d. C.): “Ahora bien, los que se criaron en el antiguo orden de cosas vinieron a la novedad DIA EN QUE TAMBIEN NUESTRA VIDA AMANECIO” (C. IX).
DIDAJE (año 110 d. C.): “Reunidos cada DIA DEL SEÑOR, partan el pan y den gracias, después de haber confesado sus pecados, a fin de que su sacrificio sea puro” (C. XIV).
I APOLOGIA de San Justino Mártir (hacia el año 150 d. C.): “Pero EL DOMINGO es el primer día, en el que todos celebramos nuestra asamblea común, porque es el primer día en el que Dios, habiendo realizado un cambio en la oscuridad y la materia, hizo el mundo; y Jesucristo, nuestro salvador, fue en ese mismo día cuando resucitó de entre los muertos” (C. 67).
LA TRADICION de San Hipólito de Roma (año 225 d. C.), c. 22: “LOS DOMINGOS, si es posible, el obispo distribuirá la comunión a todo el pueblo con sus propias manos… Luego el diácono ofrecerá la eucaristía y la patena al sacerdote; éste las recibirá, las tomará en sus manos para luego distribuirlas a todo el pueblo. Los demás días se comulgará siguiendo las instrucciones del obispo.”
Padre Wilfredo Martínez
Arquidiocesis Santiago de los Caballeros
Rep Dominicana
miércoles, 12 de diciembre de 2012
VERDADES AMARGAS DE LA VIDA....PERO QUE NO MARCAN
VERDADES AMARGAS
poemas [ ]
por Ramón Ortega [RAMÓN_ORTEGA ]
Yo no quiero mirar lo que he mirado
a travéz del cristal de la experiencia,
el mundo es un mercado en que se compra
amor, voluntad y conciencia.
Amigos... es mentira... no hay amigos,
la verdadera amistad es ilusión,
ella cambia, se aleja y desaparece,
con los giros que da la situación.
Amigos complacientes sólo tienen
los que disfutan de ventura y calma,
pero aquellos que abate el infortunio,
sólo llevan tristezas en el alma.
En éste laberinto de la vida,
donde tanto domina la maldad,
todo tiene su precio estipulado,
amores, parentesco, y amistad.
El que nada atesora, nada vale,
en toda reunión pasa por necio;
y por nobles que sus hechos sean,
lo que alcanza es la burla y el desprecio.
Lo que brille nomás tiene cabida,
aunque brille por oro lo que es cobre,
lo que no perdonamos en la vida
es el cruel delito de haber nacido pobre.
La estupidez, el vicio y hasta el crimen
pueden tener su puesto señalado,
las llagas del defecto no se miran
si las cubre un diamante bien tallado.
La sociedad que adora su deshonra,
persigue con sáña al criminal,
más, si el puñal es de oro,
enmudece el juez...y besa el puñal.
Nada hermano es perfecto, nada afable,
todo está con lo impuro entremezclado,
el mismo corazón con ser tan noble,
cuántas veces se encuentra enmascarado.
Que existe la virtud... yo no lo niego
pero siempre en conjunto defectuoso,
hay rasgos de virtud en el malvado
y hay rasgos de maldad en el virtuoso.
Cuándo veo a mi paso tanta infamia
y que mancha mi planta tanto lodo,
ganas me dan de maldecir la vida,
ganas me dan de maldecirlo todo.
Porque ceñido a la verdad estoy,
me dieron a libar hiel y veneno,
hiel y veneno en recompensa doy.
Y si tengo la palabra tosca,
en estas lineas oscuras y sin nombres
doblando las rodillas en el polvo,
pido perdón a Dios, pero no al hombre.
poemas [ ]
por Ramón Ortega [RAMÓN_ORTEGA ]
Yo no quiero mirar lo que he mirado
a travéz del cristal de la experiencia,
el mundo es un mercado en que se compra
amor, voluntad y conciencia.
Amigos... es mentira... no hay amigos,
la verdadera amistad es ilusión,
ella cambia, se aleja y desaparece,
con los giros que da la situación.
Amigos complacientes sólo tienen
los que disfutan de ventura y calma,
pero aquellos que abate el infortunio,
sólo llevan tristezas en el alma.
En éste laberinto de la vida,
donde tanto domina la maldad,
todo tiene su precio estipulado,
amores, parentesco, y amistad.
El que nada atesora, nada vale,
en toda reunión pasa por necio;
y por nobles que sus hechos sean,
lo que alcanza es la burla y el desprecio.
Lo que brille nomás tiene cabida,
aunque brille por oro lo que es cobre,
lo que no perdonamos en la vida
es el cruel delito de haber nacido pobre.
La estupidez, el vicio y hasta el crimen
pueden tener su puesto señalado,
las llagas del defecto no se miran
si las cubre un diamante bien tallado.
La sociedad que adora su deshonra,
persigue con sáña al criminal,
más, si el puñal es de oro,
enmudece el juez...y besa el puñal.
Nada hermano es perfecto, nada afable,
todo está con lo impuro entremezclado,
el mismo corazón con ser tan noble,
cuántas veces se encuentra enmascarado.
Que existe la virtud... yo no lo niego
pero siempre en conjunto defectuoso,
hay rasgos de virtud en el malvado
y hay rasgos de maldad en el virtuoso.
Cuándo veo a mi paso tanta infamia
y que mancha mi planta tanto lodo,
ganas me dan de maldecir la vida,
ganas me dan de maldecirlo todo.
Porque ceñido a la verdad estoy,
me dieron a libar hiel y veneno,
hiel y veneno en recompensa doy.
Y si tengo la palabra tosca,
en estas lineas oscuras y sin nombres
doblando las rodillas en el polvo,
pido perdón a Dios, pero no al hombre.
martes, 4 de diciembre de 2012
“MUCHOS PROFETAS Y REYES QUISIERON VER LO QUE VOSOTROS VEIS AHORA”
Libro de Isaías 11,1-10.
Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.
“Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis ahora”
San Alfonso Maria de Ligorio (1696-1787), obispo, fundador de los Redentoritas, doctor de la Iglesia
Tercera meditación para la Novena de Navidad
Consideremos que después de tantos siglos, tantos deseos y oraciones, el Mesías, al que ni los patriarcas ni los profetas vieron, "el Deseado de las naciones" (Ag 2,7 Vulg), el Deseo de las colinas eternas, nuestro Salvador, vino por fin: "nació, se nos dio por entero" (Is 9,5).
El Hijo de Dios se hizo pequeño para darnos su grandeza; se nos entregó, con el fin de que nosotros nos entregáramos a él; vino a demostrarnos su amor, con el fin de que respondamos al suyo con el nuestro. Acojámoslo pues con afecto, amémoslo, recurramos a él en todas nuestras necesidades...
Jesús vino bajo la apariencia de un niño, para mostrarnos su gran deseo de colmarnos de sus bienes. Entonces "en él están encerrados todos los tesoros" (Col. 2,3); su Padre celeste "lo ha puesto todo en sus manos" (Jn 3,35; 13,3). ¿Deseamos la luz? Ha venido a alumbrarnos. ¿Deseamos más fortaleza, para resistir a nuestros enemigos? Vino a fortalecernos. ¿Deseamos el perdón y la salvación? Vino a perdonarnos y salvarnos. ¿Deseamos en fin el don supremo, el don del amor divino? Ha venido a abrasar nuestros corazones. Por todo esto se hizo niño: quiso mostrársenos en un estado muy pobre y muy humilde, para desterrar de nosotros todo temor y ganar mejor nuestro afecto...
Todos los niños provocan el afecto de quien les ve; entonces ¿quién no amará con gran ternura a un Dios hecho niño, alimentado con un poco de leche, tiritando de frío, pobre, despreciado, abandonado, lloroso y gimiente en un pesebre, sobre paja? Este espectáculo empujaba a san Francisco a exclamar: "¡Amemos al Niño de Belén!" Venid, cristianos, venid a adorar a un Dios hecho niño, que se ha hecho pobre por nosotros, un Dios todo amor, bajado del cielo para dársenos por entero.
lunes, 26 de noviembre de 2012
EL DEMONIO DEL DINERO
En circunstancias normales, antes de la Primera Guerra Mundial, los estudiantes no tenían mucho que ver con el dinero. Sus padres ganaban, sus padres gastaban por ellos, y los muchachos, con suerte, tenían algunos pesos con los que podían permitirse algunos antojos.
Pero hoy vivimos tiempos extraordinarios. La locura, la caza del dinero, el auri sacra fames ha ya cautivado muchas almas de estudiantes. Estudiantes jóvenes emprenden especulaciones, corren tras el dinero, y no hace mucho que se suicidó un estudiante en Budapest porque no pudo pagar sus pérdidas en la Bolsa. ¡Qué espantosa tragedia! Creo, pues, muy oportuno escribir aquí algunos pensamientos acerca del dinero.
Yo quisiera que tuvieses concepto cabal de lo que vale. No se puede vivir sin dinero, es verdad; pero no lo es menos que vivir tan sólo por el dinero, no es vida humana. La caza del dinero no puede ser fin digno de la vida humana, ya que el dinero es sólo medio para la obtención de los bienes más elevados de la vida. Y, por desgracia, son también hoy muchos los que queman incienso al becerro de oro, como los judíos idólatras en el desierto, y también hoy en muchos círculos de la sociedad, se valora al hombre de esta manera: “¿Ves? Éste tiene auto y 1.000 hectáreas de tierra”. Ante ti, amado joven, lo principal será siempre esto: “¿Ves? Es un hombre honrado de pies a cabeza”.
Un hombre rico dijo en el lecho de muerte: “He trabajado durante cuarenta años como un esclavo para labrar mi fortuna; los años que me restaban de vida los he empleado en guardarla como un policía, y, ¿qué he recibido en cambio? Comida, casa y vestido”. Tiene razón San Bernardo: “La fortuna la conseguimos con fatigas, la guardamos con pesares y la perdemos con dolor”.
¿Qué? ¿Entonces no está permitido crearse una fortuna con honrado esfuerzo? Claro que sí. Pero quien adquirió una copiosa fortuna con la que podría hacer tantas obras buenas a favor de sus prójimos que sufren, y las omite, este tal no tiene perdón de Dios. Según la enseñanza sublime de Jesucristo, sólo está permitido amontonar grandes bienes, si con ellos hacemos obras de misericordia.
No hay que ser comunista, ni es necesario negar el derecho de propiedad para conceder, que las enormes fortunas de hoy no ha podido amontonarlas un solo individuo; muchos obreros las regaron con su sudor. Por lo mismo, se debe invertir algo de tales fortunas en el bien común, a favor de la humanidad. Noblesse oblige “Nobleza obliga”, es un proverbio que muchos conocen y practican. Pero la riqueza obliga también; obliga a prestar auxilio, a portarse con generosidad. Graba en tu alma las sabias palabras del emperador Constantino El Grande: “Depende del destino el ser emperador; pero si el destino te colocó en un trono, esfuérzate entonces para responder bien a tu divinidad”.
Te lo ruego, pues, encarecidamente, hijo mío. Si Dios te deparó padres poderosos, esfuérzate por injertar cuanto antes en tu alma el espíritu cristiano, que es espíritu caritativo y social. “El corazón se endurece más a prisa en la riqueza que el huevo en el agua hirviente”. (Burne) ¡Hijo del dueño de una fábrica, de un gran industrial!: piensa sólo que mientras en la caja de tu padre entran gruesas rentas mensuales, muchos miles de miembros sudan para ello en las entrañas de la tierra al débil resplandor de una linterna; cuántos obreros están junto a los hornos encendidos y a las ruedas de máquinas en continuo movimiento; cuántos caen víctimas de una desgracia, durante el trabajo pesado y difícil. Y a todos ellos los esperan en casa su familia, sus esposas y sus hijos, muchachos como tú, pero a quienes les falta muchas veces el pedazo de pan.
Si tales pensamientos viven en tu alma, encontrarás medios desde ahora para ayudarlos una y otra vez según tus posibilidades, y aún más, echará en ti profunda solidez el serio pensamiento, y, ¡que por desgracia es hoy tan raro entre las personas acomodadas!, de que recibiste de Dios tu fortuna sólo a manera de préstamo, y que un día tendrás que rendir estricta cuenta de su empleo. Créeme, hijo: si este modo de pensar no fuera raro entre los ricos, ¡y sin embargo es doctrina característica del cristianismo!, se podría resolver en un solo día la cuestión social tan peligrosa y que amenaza con un derrumbamiento completo.
Preguntaron una vez a un rico que había sabido abrirse camino a costa de grandes luchas, cómo pudo reunir tanta fortuna. Así contestó el rico: “Mi padre me inculcó profundamente que no debía jugar antes de acabar el trabajo; no gastar el dinero antes de poder ganarlo”.
Palabras sencillas al parecer, pero llenas de profunda sabiduría. ¡No derrochar el dinero que no has ganado! El que gasta el dinero ganado por otro, no puede llamarse todavía independiente, no es hombre acabado. Naturalmente, entre estudiantes no hay más remedio; ellos viven del dinero de sus padres. Pero deben proponerse firmemente no gastar ni un céntimo en cosas triviales. Ni menos comprar nada a crédito, es decir, no han de gastar hoy el dinero que sólo tendrán mañana, o pasado mañana.
Gasta siempre menos de lo que juntas con tu renta. Muchos hombres están descontentos, no porque no ganan, sino porque no saben frenar sus pretensiones. Grandes propietarios, dueños de inmensas fortunas, se volvieron pobres, sin un techo que los abrigara, porque no cumplieron esta regla. Y no quisiera creer, lo que Walter Scott pone en boca de uno de sus personajes históricos: “Ejecutó más alarmas el dinero sin filos, que cuerpos la espada cortante”. Por otra parte hombres de mediana fortuna pueden vivir honradamente y sin pesares, si conocen el arte de la economía.
Hay muchos jóvenes que no saben manejar el dinero. Si pasan ante una pastelería, ante una tienda de fotografías, de deportes o de música o ante un cine, cada cual según sus gustos, y tienen dinero en su bolsillo, no pueden dominarse. Estos muchachos en vano tendrán cuando sean hombres rentas de millones; nunca estarán satisfechos y nunca tendrán dinero, porque toda su fortuna se derretirá entre sus manos, como la nieve al primer rayo de sol.
(Mons. Tihamér Tóth, “El Joven de Carácter”, Nueva Edición, 2009)
Pero hoy vivimos tiempos extraordinarios. La locura, la caza del dinero, el auri sacra fames ha ya cautivado muchas almas de estudiantes. Estudiantes jóvenes emprenden especulaciones, corren tras el dinero, y no hace mucho que se suicidó un estudiante en Budapest porque no pudo pagar sus pérdidas en la Bolsa. ¡Qué espantosa tragedia! Creo, pues, muy oportuno escribir aquí algunos pensamientos acerca del dinero.
Yo quisiera que tuvieses concepto cabal de lo que vale. No se puede vivir sin dinero, es verdad; pero no lo es menos que vivir tan sólo por el dinero, no es vida humana. La caza del dinero no puede ser fin digno de la vida humana, ya que el dinero es sólo medio para la obtención de los bienes más elevados de la vida. Y, por desgracia, son también hoy muchos los que queman incienso al becerro de oro, como los judíos idólatras en el desierto, y también hoy en muchos círculos de la sociedad, se valora al hombre de esta manera: “¿Ves? Éste tiene auto y 1.000 hectáreas de tierra”. Ante ti, amado joven, lo principal será siempre esto: “¿Ves? Es un hombre honrado de pies a cabeza”.
Un hombre rico dijo en el lecho de muerte: “He trabajado durante cuarenta años como un esclavo para labrar mi fortuna; los años que me restaban de vida los he empleado en guardarla como un policía, y, ¿qué he recibido en cambio? Comida, casa y vestido”. Tiene razón San Bernardo: “La fortuna la conseguimos con fatigas, la guardamos con pesares y la perdemos con dolor”.
¿Qué? ¿Entonces no está permitido crearse una fortuna con honrado esfuerzo? Claro que sí. Pero quien adquirió una copiosa fortuna con la que podría hacer tantas obras buenas a favor de sus prójimos que sufren, y las omite, este tal no tiene perdón de Dios. Según la enseñanza sublime de Jesucristo, sólo está permitido amontonar grandes bienes, si con ellos hacemos obras de misericordia.
No hay que ser comunista, ni es necesario negar el derecho de propiedad para conceder, que las enormes fortunas de hoy no ha podido amontonarlas un solo individuo; muchos obreros las regaron con su sudor. Por lo mismo, se debe invertir algo de tales fortunas en el bien común, a favor de la humanidad. Noblesse oblige “Nobleza obliga”, es un proverbio que muchos conocen y practican. Pero la riqueza obliga también; obliga a prestar auxilio, a portarse con generosidad. Graba en tu alma las sabias palabras del emperador Constantino El Grande: “Depende del destino el ser emperador; pero si el destino te colocó en un trono, esfuérzate entonces para responder bien a tu divinidad”.
Te lo ruego, pues, encarecidamente, hijo mío. Si Dios te deparó padres poderosos, esfuérzate por injertar cuanto antes en tu alma el espíritu cristiano, que es espíritu caritativo y social. “El corazón se endurece más a prisa en la riqueza que el huevo en el agua hirviente”. (Burne) ¡Hijo del dueño de una fábrica, de un gran industrial!: piensa sólo que mientras en la caja de tu padre entran gruesas rentas mensuales, muchos miles de miembros sudan para ello en las entrañas de la tierra al débil resplandor de una linterna; cuántos obreros están junto a los hornos encendidos y a las ruedas de máquinas en continuo movimiento; cuántos caen víctimas de una desgracia, durante el trabajo pesado y difícil. Y a todos ellos los esperan en casa su familia, sus esposas y sus hijos, muchachos como tú, pero a quienes les falta muchas veces el pedazo de pan.
Si tales pensamientos viven en tu alma, encontrarás medios desde ahora para ayudarlos una y otra vez según tus posibilidades, y aún más, echará en ti profunda solidez el serio pensamiento, y, ¡que por desgracia es hoy tan raro entre las personas acomodadas!, de que recibiste de Dios tu fortuna sólo a manera de préstamo, y que un día tendrás que rendir estricta cuenta de su empleo. Créeme, hijo: si este modo de pensar no fuera raro entre los ricos, ¡y sin embargo es doctrina característica del cristianismo!, se podría resolver en un solo día la cuestión social tan peligrosa y que amenaza con un derrumbamiento completo.
Preguntaron una vez a un rico que había sabido abrirse camino a costa de grandes luchas, cómo pudo reunir tanta fortuna. Así contestó el rico: “Mi padre me inculcó profundamente que no debía jugar antes de acabar el trabajo; no gastar el dinero antes de poder ganarlo”.
Palabras sencillas al parecer, pero llenas de profunda sabiduría. ¡No derrochar el dinero que no has ganado! El que gasta el dinero ganado por otro, no puede llamarse todavía independiente, no es hombre acabado. Naturalmente, entre estudiantes no hay más remedio; ellos viven del dinero de sus padres. Pero deben proponerse firmemente no gastar ni un céntimo en cosas triviales. Ni menos comprar nada a crédito, es decir, no han de gastar hoy el dinero que sólo tendrán mañana, o pasado mañana.
Gasta siempre menos de lo que juntas con tu renta. Muchos hombres están descontentos, no porque no ganan, sino porque no saben frenar sus pretensiones. Grandes propietarios, dueños de inmensas fortunas, se volvieron pobres, sin un techo que los abrigara, porque no cumplieron esta regla. Y no quisiera creer, lo que Walter Scott pone en boca de uno de sus personajes históricos: “Ejecutó más alarmas el dinero sin filos, que cuerpos la espada cortante”. Por otra parte hombres de mediana fortuna pueden vivir honradamente y sin pesares, si conocen el arte de la economía.
Hay muchos jóvenes que no saben manejar el dinero. Si pasan ante una pastelería, ante una tienda de fotografías, de deportes o de música o ante un cine, cada cual según sus gustos, y tienen dinero en su bolsillo, no pueden dominarse. Estos muchachos en vano tendrán cuando sean hombres rentas de millones; nunca estarán satisfechos y nunca tendrán dinero, porque toda su fortuna se derretirá entre sus manos, como la nieve al primer rayo de sol.
(Mons. Tihamér Tóth, “El Joven de Carácter”, Nueva Edición, 2009)
lunes, 19 de noviembre de 2012
¿QUIERES PRESTARME..… ?
Otra prueba decisiva del carácter del joven es la manera de procurarse dinero, ahorrarlo y gastarlo. Haz lo posible en la vida para no tener que pedir dinero prestado. Es difícil devolverlo después. Por lo menos debes aprender que, quien todavía no gana, sino que vive de lo ganado por otro, no tiene derecho nunca a pedir prestado. Prepara su propia perdición quien se acostumbra a préstamos.
“Las deudas dan a luz seres terribles. Mentira, vileza, conciencias degradadas, hipocresías, todo esto pueden producir. En las caras abiertas y francas, marcan muy pronto las arrugas. Clavan el puñal hasta el corazón del hombre honrado”. (Jerold)
Quien contrae deudas, es esclavo en cierta medida: hipoteca su libertad. Si no has pagado a tiempo, ¡cómo temes encontrarte con tu acreedor!... Bajas la cabeza y tienes que humillarte. Más vale acostarse con hambre, que levantarse con deudas. Porque tiene razón el dicho: “El saco vacío no se aguanta” y “a lomos de la deuda cabalga la mentira”.
No suele ser la bendición la compañera del dinero prestado. Es un hecho comprobado por la experiencia, que los hombres manejan el dinero prestado con más ligereza, que el ganado con el sudor de su trabajo. No pidas por lo tanto dinero prestado ni lo des tampoco.
En casos excepcionales, cuando se trata de necesidades verdaderas, naturalmente puedes prescindir de la regla: pero harás un favor a la mayoría de los que te piden dinero, si rechazas su demanda. Si se enfadan, no te pese; no eran modelos de amistad. Porque nunca debe poner a un buen amigo en una situación tan embarazosa, como es necesariamente la relación ingrata que se entabla entre un acreedor y el que le debe.
Se cuenta sobre un caso muy interesante de un viejo filósofo persa, a quien preguntó un joven monje: “¿Qué he de hacer? Los hombres me estorban muchísimo. Me quitan los minutos más preciosos”. El anciano contestó: “Presta algo a los pobres, pide algo prestado a los ricos, y verás que no te molestan más”.
¡Cuántos robos, engaños, estafas, degradaciones y suicidios se habrían evitado, si aquellos infelices no hubiesen manejado el dinero con ligereza en su juventud!
(Mons. Tihamér Tóth, “El Joven de Carácter”, Nueva Edición, 2009)
“Las deudas dan a luz seres terribles. Mentira, vileza, conciencias degradadas, hipocresías, todo esto pueden producir. En las caras abiertas y francas, marcan muy pronto las arrugas. Clavan el puñal hasta el corazón del hombre honrado”. (Jerold)
Quien contrae deudas, es esclavo en cierta medida: hipoteca su libertad. Si no has pagado a tiempo, ¡cómo temes encontrarte con tu acreedor!... Bajas la cabeza y tienes que humillarte. Más vale acostarse con hambre, que levantarse con deudas. Porque tiene razón el dicho: “El saco vacío no se aguanta” y “a lomos de la deuda cabalga la mentira”.
No suele ser la bendición la compañera del dinero prestado. Es un hecho comprobado por la experiencia, que los hombres manejan el dinero prestado con más ligereza, que el ganado con el sudor de su trabajo. No pidas por lo tanto dinero prestado ni lo des tampoco.
En casos excepcionales, cuando se trata de necesidades verdaderas, naturalmente puedes prescindir de la regla: pero harás un favor a la mayoría de los que te piden dinero, si rechazas su demanda. Si se enfadan, no te pese; no eran modelos de amistad. Porque nunca debe poner a un buen amigo en una situación tan embarazosa, como es necesariamente la relación ingrata que se entabla entre un acreedor y el que le debe.
Se cuenta sobre un caso muy interesante de un viejo filósofo persa, a quien preguntó un joven monje: “¿Qué he de hacer? Los hombres me estorban muchísimo. Me quitan los minutos más preciosos”. El anciano contestó: “Presta algo a los pobres, pide algo prestado a los ricos, y verás que no te molestan más”.
¡Cuántos robos, engaños, estafas, degradaciones y suicidios se habrían evitado, si aquellos infelices no hubiesen manejado el dinero con ligereza en su juventud!
(Mons. Tihamér Tóth, “El Joven de Carácter”, Nueva Edición, 2009)
sábado, 10 de noviembre de 2012
“SHEMA ISRAEL”
Deuteronomio 6,2-6
Hebreos 7,23-28
Marcos 12,28b-34
La voluntad de Dios encuentra su máxima y definitiva expresión en el doble mandamiento evangélico del amor a Dios y al prójimo, el cual da sentido y unidad a toda la existencia cristiana y es al mismo tiempo el mejor antídoto contra la casuística farisea de la ley y el espiritualismo etéreo que descuida el compromiso concreto en la vida. Hoy Jesús nos ofrece la clave fundamental para cumplir la voluntad de Dios, que “vale más que todos los holocaustos y sacrificios” (Mc 12,33): el amor íntegro a Dios como único Señor y el amor activo y desinteresado hacia el prójimo.
LA PRIMERA LECTURA (Dt 6,2-6) recuerda que los mandamientos de la antigua alianza no eran normas opresoras y caprichosas impuestas por Yahvéh, sino expresión de su voluntad concreta de vida y de felicidad para Israel. El pueblo era llamado a vivir en una relación de amor y de fidelidad con el Dios que le había liberado de la tierra de la esclavitud, y en la medida en que cumplía los mandamientos de la ley conservaba su existencia y su libertad (vv. 2-3). El conocido texto del “Shemá” (vv. 4-6), que el piadoso israelita recita diariamente, resume toda la ley. El mandamiento “Escucha, Israel” expresa la condición del pueblo y el sentido de su vocación, que es obedecer totalmente a la palabra de Dios. Así como Yahvéh es “Uno”, es decir, no está dividido en multitud de formas como los dioses cananeos, el pueblo está llamado a amarlo con amor único, indivisible y total. Del hecho de que el Señor sea uno y único deriva el imperativo de amarlo con la totalidad de la persona: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (v. 5). Del amor a Dios se pasa casi espontáneamente al cumplimiento de los preceptos: “Guarda en tu corazón estas palabras que hoy te digo” (v. 6). Pero no se abandona la esfera de la interioridad. El vínculo entre los dos aspectos (amor a Dios y cumplimiento de los mandamientos) se afianza en “el corazón”. El amor al Señor con todo el corazón se manifiesta en el conservar sus palabras en el propio corazón. De nada serviría conocer y escuchar “las palabras que hoy te digo”, si no descienden primero al corazón, para ser meditadas con amorosa inteligencia y conservadas en la memoria, de forma que lleguen a convertirse en el principio que mueve y guía todos los pensamientos y acciones.
LA SEGUNDA LECTURA (Hb 7,23-28) presenta a Cristo como la síntesis y la perfección de los diversos aspectos del sacerdocio. A la contingencia y temporalidad de los sacerdotes de la antigua alianza, se opone la eternidad del sacerdocio de Cristo (v. 25); a su debilidad humana se contrapone su total santidad (v. 26); a su insuficiencia se opone su unicidad y totalidad (v. 27). Precisamente por eso la eficacia salvadora de Cristo es absoluta, mientras que el sacerdocio del Antiguo Testamento participaba de la impotencia, debilidad e incapacidad salvífica de la ley.
EL EVANGELIO (Mc 12,28-34) pertenece al conjunto de relatos polémicos con el que se concluye el ministerio de Jesús en el evangelio de Marcos. Jesús ha llegado finalmente a Jerusalén y se enfrenta con los representantes del judaísmo oficial en una serie de controversias religiosas sobre temas fundamentales de la fe. En el texto que se lee hoy un “maestro de la Ley” le pregunta: “Maestro, ¿cuál es el primer mandamiento de todos?” (Mc 12, 28). La pregunta refleja una de las preocupaciones más grandes del judaísmo de la época de Jesús, que buscaba afanosamente establecer un “principio unificador” de las distintas formulaciones de la voluntad de Dios.
Los grandes maestros judíos intentaban encontrar y proponer una pauta que diera unidad a toda la revelación divina en su aspecto normativo. Y esto desde hacía ya muchos siglos. Basta recordar el intento del profeta Miqueas en el s. VIII a. C., el cual quiere sintetizar en una frase toda la voluntad de Dios para el hombre: “Se te hace saber, hombre, lo que es bueno, lo que el Señor pide de ti: tan sólo respetar el derecho, amar la fidelidad y obedecer humildemente a tu Dios” (Miq 6,8). El maestro Hillel, 20 d.C., había propuesto este principio unificador: “No hagas al prójimo lo que a ti te resulta odioso, esto es toda la ley. El resto es sólo explicación”. Igualmente, un siglo después, el famoso maestro judío Akiba, comentando Lv 19,18 (“ama a tu prójimo como a ti mismo”), afirma: “este es un gran precepto y un principio general de la ley”. No es exacto afirmar que para la tradición judía los 613 preceptos (miswôt), de los cuales 365 eran negativos y 248 positivos, eran colocados todos al mismo nivel. Además de la distinción jurídica y formal entre preceptos graves y secundarios, pequeños y grandes, generales y específicos, siempre existió en Israel la preocupación por encontrar un principio que diera unidad a la voluntad de Dios manifestada en tantas normas y establecer un cierto orden y jerarquía.
La novedad del evangelio no consiste, por tanto, en el hecho que establezca como principio unificador el valor supremo del amor. Esto se repite a menudo en la tradición bíblica y fue enseñado sin cesar por los maestros judíos. Cuando Jesús afirma que el primer mandamiento es “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mc 12,30), hace referencia al núcleo esencial del credo religioso del israelita piadoso que recita dos veces al día el Shemá: “Escucha Israel, Yahvéh es nuestro Dios, Yahvéh es uno. Amarás a Yahvéh, tu Dios, con todo tu corazón...” (Dt 6,5) (primera lectura). Jesús retoma el fundamento de la fe de Israel y lo propone a sus discípulos como el primero y el más importante de los mandamientos: el amor íntegro y total a Dios como único Señor. La originalidad de la propuesta de Jesús se encuentra sobre todo en la segunda parte de su respuesta, donde define el segundo mandamiento con una fórmula bíblica, tomada del “código de santidad” del libro del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 19,18). Jesús se refiere al mandamiento del amor al prójimo colocándolo al mismo nivel que el primero, en cuanto pertenece a la misma categoría de principio unificador y fundamental: “No hay mandamiento más importante que éstos” (Mc 12,31).
La perspectiva de totalidad y de radicalidad que asume el amor de Dios y del prójimo, como principio unificador de vida, queda confirmada por la respuesta del escriba, el cual afirma que esta doble vertiente del amor “vale más que todos los holocaustos y sacrificios” (v. 33). El amor propuesto por Jesús no es una simplificación de los mandamientos de la ley, sino la clave de toda la ley. Él no quiere presentar una normativa compuesta de dos preceptos primarios en relación con los otros, sino más bien ofrecer la perspectiva de fondo con la cual vivir toda la ley. Sólo el amor a Dios y al prójimo da sentido y valor a las acciones humanas; sólo en el amor la religiosidad es una experiencia razonable y humanizante. El interés de Jesús no es simplemente construir una escala de valores, sino llevar al hombre a la raíz y a la esencia de toda experiencia religiosa y ética: el amor íntegro a Dios como único Señor y el amor activo, misericordioso y desinteresado hacia los demás.
Monsenor Silvio Jose Baez
Obispo Auxiliar de Managua
Hebreos 7,23-28
Marcos 12,28b-34
La voluntad de Dios encuentra su máxima y definitiva expresión en el doble mandamiento evangélico del amor a Dios y al prójimo, el cual da sentido y unidad a toda la existencia cristiana y es al mismo tiempo el mejor antídoto contra la casuística farisea de la ley y el espiritualismo etéreo que descuida el compromiso concreto en la vida. Hoy Jesús nos ofrece la clave fundamental para cumplir la voluntad de Dios, que “vale más que todos los holocaustos y sacrificios” (Mc 12,33): el amor íntegro a Dios como único Señor y el amor activo y desinteresado hacia el prójimo.
LA PRIMERA LECTURA (Dt 6,2-6) recuerda que los mandamientos de la antigua alianza no eran normas opresoras y caprichosas impuestas por Yahvéh, sino expresión de su voluntad concreta de vida y de felicidad para Israel. El pueblo era llamado a vivir en una relación de amor y de fidelidad con el Dios que le había liberado de la tierra de la esclavitud, y en la medida en que cumplía los mandamientos de la ley conservaba su existencia y su libertad (vv. 2-3). El conocido texto del “Shemá” (vv. 4-6), que el piadoso israelita recita diariamente, resume toda la ley. El mandamiento “Escucha, Israel” expresa la condición del pueblo y el sentido de su vocación, que es obedecer totalmente a la palabra de Dios. Así como Yahvéh es “Uno”, es decir, no está dividido en multitud de formas como los dioses cananeos, el pueblo está llamado a amarlo con amor único, indivisible y total. Del hecho de que el Señor sea uno y único deriva el imperativo de amarlo con la totalidad de la persona: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (v. 5). Del amor a Dios se pasa casi espontáneamente al cumplimiento de los preceptos: “Guarda en tu corazón estas palabras que hoy te digo” (v. 6). Pero no se abandona la esfera de la interioridad. El vínculo entre los dos aspectos (amor a Dios y cumplimiento de los mandamientos) se afianza en “el corazón”. El amor al Señor con todo el corazón se manifiesta en el conservar sus palabras en el propio corazón. De nada serviría conocer y escuchar “las palabras que hoy te digo”, si no descienden primero al corazón, para ser meditadas con amorosa inteligencia y conservadas en la memoria, de forma que lleguen a convertirse en el principio que mueve y guía todos los pensamientos y acciones.
LA SEGUNDA LECTURA (Hb 7,23-28) presenta a Cristo como la síntesis y la perfección de los diversos aspectos del sacerdocio. A la contingencia y temporalidad de los sacerdotes de la antigua alianza, se opone la eternidad del sacerdocio de Cristo (v. 25); a su debilidad humana se contrapone su total santidad (v. 26); a su insuficiencia se opone su unicidad y totalidad (v. 27). Precisamente por eso la eficacia salvadora de Cristo es absoluta, mientras que el sacerdocio del Antiguo Testamento participaba de la impotencia, debilidad e incapacidad salvífica de la ley.
EL EVANGELIO (Mc 12,28-34) pertenece al conjunto de relatos polémicos con el que se concluye el ministerio de Jesús en el evangelio de Marcos. Jesús ha llegado finalmente a Jerusalén y se enfrenta con los representantes del judaísmo oficial en una serie de controversias religiosas sobre temas fundamentales de la fe. En el texto que se lee hoy un “maestro de la Ley” le pregunta: “Maestro, ¿cuál es el primer mandamiento de todos?” (Mc 12, 28). La pregunta refleja una de las preocupaciones más grandes del judaísmo de la época de Jesús, que buscaba afanosamente establecer un “principio unificador” de las distintas formulaciones de la voluntad de Dios.
Los grandes maestros judíos intentaban encontrar y proponer una pauta que diera unidad a toda la revelación divina en su aspecto normativo. Y esto desde hacía ya muchos siglos. Basta recordar el intento del profeta Miqueas en el s. VIII a. C., el cual quiere sintetizar en una frase toda la voluntad de Dios para el hombre: “Se te hace saber, hombre, lo que es bueno, lo que el Señor pide de ti: tan sólo respetar el derecho, amar la fidelidad y obedecer humildemente a tu Dios” (Miq 6,8). El maestro Hillel, 20 d.C., había propuesto este principio unificador: “No hagas al prójimo lo que a ti te resulta odioso, esto es toda la ley. El resto es sólo explicación”. Igualmente, un siglo después, el famoso maestro judío Akiba, comentando Lv 19,18 (“ama a tu prójimo como a ti mismo”), afirma: “este es un gran precepto y un principio general de la ley”. No es exacto afirmar que para la tradición judía los 613 preceptos (miswôt), de los cuales 365 eran negativos y 248 positivos, eran colocados todos al mismo nivel. Además de la distinción jurídica y formal entre preceptos graves y secundarios, pequeños y grandes, generales y específicos, siempre existió en Israel la preocupación por encontrar un principio que diera unidad a la voluntad de Dios manifestada en tantas normas y establecer un cierto orden y jerarquía.
La novedad del evangelio no consiste, por tanto, en el hecho que establezca como principio unificador el valor supremo del amor. Esto se repite a menudo en la tradición bíblica y fue enseñado sin cesar por los maestros judíos. Cuando Jesús afirma que el primer mandamiento es “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mc 12,30), hace referencia al núcleo esencial del credo religioso del israelita piadoso que recita dos veces al día el Shemá: “Escucha Israel, Yahvéh es nuestro Dios, Yahvéh es uno. Amarás a Yahvéh, tu Dios, con todo tu corazón...” (Dt 6,5) (primera lectura). Jesús retoma el fundamento de la fe de Israel y lo propone a sus discípulos como el primero y el más importante de los mandamientos: el amor íntegro y total a Dios como único Señor. La originalidad de la propuesta de Jesús se encuentra sobre todo en la segunda parte de su respuesta, donde define el segundo mandamiento con una fórmula bíblica, tomada del “código de santidad” del libro del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 19,18). Jesús se refiere al mandamiento del amor al prójimo colocándolo al mismo nivel que el primero, en cuanto pertenece a la misma categoría de principio unificador y fundamental: “No hay mandamiento más importante que éstos” (Mc 12,31).
La perspectiva de totalidad y de radicalidad que asume el amor de Dios y del prójimo, como principio unificador de vida, queda confirmada por la respuesta del escriba, el cual afirma que esta doble vertiente del amor “vale más que todos los holocaustos y sacrificios” (v. 33). El amor propuesto por Jesús no es una simplificación de los mandamientos de la ley, sino la clave de toda la ley. Él no quiere presentar una normativa compuesta de dos preceptos primarios en relación con los otros, sino más bien ofrecer la perspectiva de fondo con la cual vivir toda la ley. Sólo el amor a Dios y al prójimo da sentido y valor a las acciones humanas; sólo en el amor la religiosidad es una experiencia razonable y humanizante. El interés de Jesús no es simplemente construir una escala de valores, sino llevar al hombre a la raíz y a la esencia de toda experiencia religiosa y ética: el amor íntegro a Dios como único Señor y el amor activo, misericordioso y desinteresado hacia los demás.
Monsenor Silvio Jose Baez
Obispo Auxiliar de Managua
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