martes, 4 de septiembre de 2012

UN EXHORTO PARA DISFRUTAR LOS MEJORES ANOS DE NUESTRA EXISTENCIA


(No apto para menores de 50 años)

Afortunadamente tanto en la naturaleza como en los seres humanos, “despues de la tempestad viene la calma.”

Y quizá lo mejor de la juventud... es que ya pasó.

El cauce se transforma en una corriente de paz que se mueve lentamente, casi sin sentirlo, hacia esa infinita grandeza, profunda e incomensurable, que es el final de todos los viajes y adonde van a parar todos los ríos: el mar.

Esta etapa, queridos amigos, es la MADUREZ

¡Pues que sea bienvenida!

Al llegar la madurez cesan las dudas y las incertidumbres. Ya no es necesario hacer tareas ni desvelarse estudiando, correr tras el autobús por las mañanas, presentar agobiantes exámenes, pasear a la novia o preocuparse por conseguir empleo.

Definitivamente lo que íbamos a ser, ya lo somos.

Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos… ni lo seremos. No a estas alturas. De éso no hay duda.

¿Entonces para qué preocuparnos?

HOY es aquel futuro del cual estábamos tan temerosos AYER.

La conclusión entonces es que, como en la madurez ya no hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos y nos preparamos a lo largo de la vida.

La conclusión entonces es que, como en la madurez ya no hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos y nos preparamos a lo largo de la vida.

Ya no hay que seguir posponiendo más las cosas, ni hacer planes inalcanzables “para el futuro,”pues para nosotros, óiganlo bien.......El futuro ya está aquí

De manera que ya no esperen más. Mientras gocen de relativa buena salud y puedan moverse fácilmente todavía; mientras puedan comer y beber de todo y disfrutar de los atractivos de la vida, aprevéchenlos. Abran ya sus botellas de coñac francés y usen susvajillas de Bavaria y sus cubiertos de plata, pues ¿para cuándo los están guardando? Podría meterse un ladrón y vaciarles la casa,



¿y de qué les sirvió haber guardado todo por tanto tiempo?



Tampoco esperen ya ningún mañana brillante y glorioso, singular y perfecto. Si iban a comprarse “algún día” una lancha, una moto, un camper, una cámara digital, una computadora, y pueden hacerlo (y les gusta), ¡pues cómprensela ya!

Este es el momento preciso, no pierdan tiempo.

Y si estuvieron haciendo planes toda la vida para realizar algún viaje a Europa, a las Cataratas del Iguazú, a Hawaii, a Alaska, a China o a la Patagonia, pues antes de que otra cosa suceda, como una devaluación, una operación repentina o un infarto...

¡VÁYANSE YA!    ¿Qué esperan?

En lo personal, y por lo que a mi respecta, ciertamente descubrir el arribo de la madurez me ha fascinado y me llena de gozo. Estoy gratamente impresionado. ¡Nunca imaginé que fuera así!

Con inusitado asombro descubro día a día nuevas sorpresas y satisfacciones que nunca soñé que existieran.



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